La tragedia de la familia Vera y una liquidación que nunca llegó

El periodista Pepe Vera murió esperado su liquidación de la agencia Notimex pero nunca llegó. Un año antes el periodista cinematográfico había firmado un acuerdo de liquidación con la agencia, pero no cumplieron con lo acordado. Falleció la madrugada del martes 4 de enero, por Covid. Seis días antes había muerto su padre, igual por Covid.

“Mi papá había firmado un convenio de liquidación, cuando lo despidieron, él ya no quiso más problemas y nunca quiso demandar,  y murió esperando que le llamaran para cumplir con el convenio que firmaron”, dijo su hija Valeria Vera.

Valeria es periodistas igual que su padre y haciendo gala del oficio logró atrapar en una sola frase la tragedia familiar: “En un momento el covid entró a nuestra casa y un jueves se llevó a mi abuelo, y al martes siguiente a mi papá José Vera, y mi mamá, aún está luchando por superar la neumonía”, escribió.

El sindicato de la agencia Notimex, en huelga desde hace meses, denunció que el periodista de cine había sido despedido de la peor manera: “Un día simplemente no lo dejaron entrar a la agencia”, declaró Adriana Urrea, secretaria del SutNotimex.

Dijo Valeria que no tiene cabeza para pensar en la liquidación de su padre, perdida entre los tantos papales y reclamos laborales de la agencia. Debe cuidar de su madre y salvar su vida. “Esperemos que mi mamá supere esta tragedia y acceda a reclamar la liquidación de mi papá. Por ahora es todo lo que le puedo decir”, señaló.

Pepe Vera fue alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y desde los memorables años del periódico estatal El Nacional , parte de la vieja historia del periodismo nacional ya era el señor reportero Pepe Vera.

Pasó por el funesto periódico Récord y despues, con la llegada del periódico El Reforma, de la familia Junco de la Vega, en los 90, inició una trepidante carrera en sus titulares, como reporte de cine, pero sobre todo como reportero y editor de espectáculos.

Por varios años vivió el destierro de las grandes redacciones y vivió como colaborador freelancer en varias publicaciones, hasta que surgio de la cenizas, cual áve fénix de la tecla y la grabadora, en la agencia estatal Notimex, donde fue primero reportero y luego editor de espectáculos.

Ya retirado, casi obligado a jubilarse, nunca olvidó el oficio y en las redes sociales, se le podía leer regularmente, presumiendo algunas enchiladas potosinas o en constante queja del maltrato profesional a los de su clase: reporteros de pie, de calle, de libreta y grabadora, de esos que cada vez hay menos.

Con información de La Red Social