Uno de los primeros efectos de la aprobada contra reforma eléctrica, fue la depreciación del peso frente al dólar.
Ello, ante la percepción de los inversionistas internacionales sobre un inicio de estatización, falta de cumplimiento de los contratos establecidos, pocas garantías de un abasto energético adecuado y sobre todo: regreso a la generación de energía contaminante.
Pese a todo esto, la Cámara de Diputados aprobó, sin cambiar una sola coma, tal y como lo ordenó el presidente López Obrador, la iniciativa preferencial tras 16 horas continuas de inútil debate.
El proyecto de decreto fue aprobado en lo general y en lo particular, con lo que se fortalece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y se desplaza a los particulares en la generación y distribución de energía eléctrica, principalmente a las eólicas y solares.
Antes de que fuera aprobada la iniciativa preferencial de López Obrador, el peso se depreció 3.9 por ciento frente al dólar y se cotizó hasta en 20.76 pesos por dólar, que representó un máximo no observado desde la primera semana de noviembre.
La iniciativa aprobada este martes, elimina virtualmente toda posibilidad de competencia en el proceso de generación de electricidad, para beneficiar a la CFE en detrimento de los generadores privados y de la producción de energía limpia.
Ello, pese a que la propia Comisión Federal de Competencia Económica (COFESE) había enviado a ambas cámaras del Congreso una opinión donde recomienda no aprobar en los términos propuestos la iniciativa del Ejecutivo para reformar la Ley de la Industria Eléctrica.
La reforma, advierte, afectaría severamente el proceso de competencia en la generación y comercialización de energía eléctrica, podría contravenir el régimen constitucional que hoy rige la industria y traducirse en un posible incremento en los precios pagados por el consumidor final.
El Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, que representa a más de 50 compañías multinacionales, ve con preocupación la iniciativa, que –anticipa– causará impactos negativos en la economía mexicana, entre los que destacan la generación de energía más cara y menos limpia.
También vislumbra, incertidumbre para la inversión y transgresión de acuerdos internacionales, como el T-MEC.
Así, en términos concretos, el presidente López Obrador decidió que el sistema eléctrico nacional sea alimentado primero, por las hidroeléctricas de la CFE; segundo, por las demás plantas de esa comisión, lo que incluye carboeléctricas y termoeléctricas.
Tercero, por las eólicas y solares de los particulares, y cuarto por las de ciclo combinado (con base en vapor y gas) de empresas privadas y el resto de generadores de otras tecnologías.
Los generadores eólicos y solares quedarán prácticamente fuera, ya que el proyecto aprobado ayer establece que la asignación en el despacho de energía adicional, se basaría en contratos de entrega física en hora o fecha futura determinada, y no en razones económicas.
Las plantas eólicas y solares no cuenten con almacenamiento o coberturas que les permitan satisfacer ese requerimiento.
En el debate de la Cámara de Diputados hubo más de 400 reservas que presententaron diputados del PAN, PRI, PRD, MC y Verde.
Con información de La Red Social