Pacientes con dolor crónico carecen de diagnóstico y tratamiento desde inicio de la pandémica.
• El número de pacientes con dolor crónico se incrementaría en los próximos meses debido a la falta de atención y a que puede presentarse como una secuela de la COVID-19
• En México se estima que 27% de la población padece de dolor crónico
CDMX, 05 de Marzo de 2021. A un año de haberse declarado la emergencia sanitaria en países de Latinoamérica a causa de la pandemia originada por la COVID-19, y con la segunda ola de contagios azotando la región, los pacientes que padecen de dolor crónico han experimentado dificultades para acceder al diagnóstico oportuno y a la atención especializada que necesitan, lo que agrava su situación y produce un aumento de casos.
El Dr. João García, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT), señala que, en el último año, no solo se ha dilatado la detección oportuna del dolor crónico, sino que alrededor de la mitad de los pacientes con esta condición se vieron forzados a interrumpir sus tratamientos.
“La mayoría de los pacientes con dolor crónico han dejado de asistir a los centros hospitalarios porque son considerados población de riesgo por sus trastornos inmunológicos. Además, muchos de los hospitales han priorizado la atención de pacientes COVID-19 frente a otras patologías”, indica el especialista.
Según cifras de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT), el dolor crónico afecta a cerca de 190 millones de personas en Latinoamérica; en México se estima que el 27% de la población lo padece[1].
La Dra. Silvia Allende Pérez, especialista en Algología y actualmente Jefe del Servicio de Cuidados Paliativos del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), explica que la falta de atención personalizada y oportuna ocasionaría un incremento en el número de pacientes con dolor crónico. A ello se suman las personas que lo experimentan como una secuela de la COVID-19: el virus puede causar dolor neuropático por sus efectos sobre los nervios periféricos y ocasionar complicaciones asociadas a los largos periodos en cama y sin actividad física.
“Cuando un cuadro de dolor no es diagnosticado y atendido correctamente, la condición empeora y se cronifica, lo que hace que sea cada vez más difícil brindarles el alivio que necesitan para continuar con sus vidas”, asegura la experta.
En México, la telemedicina ha surgido como una herramienta para brindar continuidad en la atención a los pacientes al tiempo que limita el riesgo de contagio, sin embargo, en entornos con recursos limitados como en el área rural es un desafío ya que la barrera más común informada por los pacientes fue la experiencia limitada en el uso de las tecnologías de la comunicación.
Aunado a ello, la experta señala que algunos médicos no cuentan con el entrenamiento necesario para tratar el dolor de moderado a severo, a pesar de que nueve de cada 10 personas tienen o tendrán dolor en algún momento de sus vidas. En México, son mujeres y las personas mayores quienes más lo padecen[2].
El Presidente de FEDELAT también resalta la importancia de llevar un registro de los pacientes que permita hacer un seguimiento y garantizar la continuidad del tratamiento.
La Clasificación Internacional de Enfermedades (ECD-11 por sus siglas en inglés) considera al dolor crónico como una patología en sí misma[3]. En ese sentido, ambos expertos coinciden en que se requiere de un tratamiento integral, que comprenda terapias farmacológicas, físicas y psicológicas. Sin embargo, aún persisten barreras como el poco conocimiento sobre la enfermedad y su manejo, que dificultan la óptima atención de la condición.
“Ya antes de la pandemia, el tiempo que le tomaba a un paciente conseguir un diagnóstico y tratamiento adecuado podía ser de hasta dos años, lo cual tiene un impacto físico, emocional y económico en las personas que lo padecen y en la sociedad”, señala João García.
Por su parte, la Dra. Allende enfatiza que desde el 2010, el tratamiento del dolor es un derecho humano fundamental que necesita ser ejercido y cumplido. En este sentido, visibilizar y atender esta situación es esencial para garantizar la calidad de vida de los pacientes y de sus familias. “El dolor crónico limita las oportunidades de llevar una vida satisfactoria, por ello, fomentar el conocimiento sobre esta condición para que pueda ser atendida como se debe, es impostergable”.
Con información de La Red Social