Washington, 9 abr (Prensa Latina) Los habitantes de California viven hoy con un miedo interno porque parecen convencidos de que el desastre se acerca en tiempo real, y no seguirá mostrándose como un esquema elaborado por las computadoras.
Dos terremotos ocurrieron la tarde del jueves en el sur del estado, uno cerca de Ridgecrest, en el Condado Kern, de magnitud 3,6; y luego otro en el área de Cabazon, condado de Riverside, de 3,3.
Los sismos ocurrieron solo tres días después de que hubo dos temblores que se sintieron en el área de Los Ángeles.
Ridgecrest, cerca del límite con el estado de Nevada, es donde hace dos años ocurrió un potente terremoto de 6,4, uno de los más fuertes en el sur de California en décadas.
Este lunes todos los residentes del área de Los Ángeles sintieron un temblor de magnitud 4,0 que tuvo lugar a 12 millas de profundidad en la zona de Lennox y que siguió a otro de magnitud 3,3.
Estos movimientos telúricos son frecuentes en el sur de California, donde existen unas 300 fallas geológicas. Cuatro de ellas -San Andrés, San Jacinto, Imperial y Elsinore- se mueven más rápido y son, por tanto, las de mayor riesgo y en las que los expertos calculan que podría generarse la sacudida conocida como Big One.
Los estudios indican que se inició la cuenta regresiva para que ocurra la ruptura de la falla de San Andrés, la que ahora sería mayor que cuando golpeó la región en 1857 con su fuerza de 7,9 en la escala de Ritcher y caminó por 400 kilómetros entre los condados de Monterey y San Bernardino.
Geólogos consideran que ahora esa monstruosa sacudida puede llegar a los 8,1 y avanzar unos 700 kilómetros en una región altamente poblada desde el condado de Monterey hasta Salton Sea, en el norte del estado, cuna de una de las grandes economías del mundo y la «ensaladera» de Estados Unidos.
Hace algunos años, en un estudio publicado sobre la falla de San Andrés en la revista Geology, Lisa Grant, de la Universidad de California, sostuvo que el próximo sismo podría estar más cerca de lo que pueda pensar.
Son muchos los que hablan de una sacudida de 8,1 grados, entre ellos, Thomas Jordan, director del Centro de Sismos del Sur de California, quien al igual que otros prestigiosos geólogos alertan de que el despertar del gigante dormido puede ser devastador para personas e infraestructuras.
Directivos del Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles, expresan alarma porque según estiman serán decenas de miles los muertos cuando ocurra el Big One en el Sur de California y no habrá fuerzas disponibles para socorrer los llamados tras la tragedia.
Estimados de años anteriores calculan que ocurrirán unos dos mil incendios al mismo tiempo. Unos serán pequeños, otros serán grandes, según pronósticos.
Las estadísticas muestran una pequeña parte de lo que pudiera pasar. Algo que se imagina aterrador y sumamente peligroso. Contando el condado de Los Ángeles y ciudades de la región, hay un estimado de cerca de 10 mil bomberos pero la población es tanta como 10 millones de personas
Desde hace décadas, los californianos se preparan para que los sobrevivientes de lo que se pronostica será una gran tragedia tengan provisiones y aseguramiento para 16 días.
Sin embargo, las recomendaciones básicas de las autoridades llaman a tener agua suficiente, comida enlatada y víveres, además de contar con linternas, radios y los documentos más importantes a la mano.
Expertos de la Universidad de California en Los Ángeles estiman que la mayor parte de la población no está preparada para el Big One, ya que no sólo es el impacto del fenómeno sino las consecuencias que podría dejar a muchos atrapados, a lo que se suma el efecto de la epidemia de la Covid-19 para crear un escenario de horror.
Predicción de adivinadores o reafirmación de las previsiones científicas, por lo pronto sólo queda esperar que la tierra se sacuda y que el Big One no se lleve con él a muchos mortales.