Por Por Roberto García Hernández
La Habana, 15 may (Prensa Latina) En lo que algunos expertos califican de inversión tanto electoral como económica, y quizás no exageran, el presidente estadounidense, Joe Biden, centró buena parte de su tiempo en los últimos días en «venderle» a la opinión pública su plan de gastos en infraestructura por unos 2,3 billones de dólares.
Entre otros escenarios, el mandatario habló en Lake Charles, estado de Luisiana, frente a un puente construido hace 70 años, el cual inicialmente se previó que tuviera una vida útil de dos décadas, ocasión que aprovechó para argumentar la necesidad de incrementar la tasa tributaria corporativa (del 21 al 28 por ciento) como vía de financiamiento a su iniciativa.
Pero dicha propuesta, unida a la de aumentar los impuestos sobre las ganancias extranjeras de las empresas estadounidenses, es precisamente el argumento fundamental de los republicanos para rechazar este llamado Plan de Empleos Estadounidenses.
Según el jefe de la Casa Blanca, esa sería la fuente más importante para dedicar hasta 115 mil millones de dólares a la reconstrucción de carreteras y puentes, entre otras erogaciones para reactivar la economía, y para ello estaría dispuesto incluso a llegar a un compromiso serio con los del partido rojo.
Desde hace semanas, el gobernante demócrata intenta convencer de su proyecto a los votantes, con la mira puesta en las elecciones de medio término en 2022, pero al parecer previendo males mayores, varios senadores republicanos presentaron una agenda para gastar 568 mil millones de dólares en infraestructura durante cinco años.
Biden y sus aliados desarrollaron también diferentes encuentros con las principales figuras de ambos partidos en el Capitolio, entre otros con los jefes de las bancadas republicanas en el Senado, Mitch McConnell, y en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.
McConnell anunció que ninguno de sus correligionarios apoyaría el plan del presidente, y señaló como cifra máxima a invertir unos 600 mil millones de dólares.
Según el diario The Hill, dentro de las filas demócratas también hay cierto nivel de rechazo a la propuesta, lo cual resulta peligroso para los fines del mandatario, pues sin una cohesión fuerte en el partido azul, no se podrá romper la barrera de la oposición.
De cualquier manera, Biden y sus aliados siguen adelante con su iniciativa, que a juicio de algunos constituye una verdadera inversión a favor de los demócratas con aspiraciones políticas en 2022 y para favorecer a quien se aventure a la carrera por la Casa Blanca en 2024.