París, 3 may (Prensa Latina) La salida del astro argentino Lionel Messi del Paris Saint-Germain (PSG) al final de esta temporada estuvo siempre entre las posibilidades, pero nadie imaginó una ruptura con sanción incluida, lo cual parece ocurrir.
Anoche circuló la noticia de la suspensión del futbolista por su viaje de negocios a Arabia Saudita, divulgada por la cadena RMC Sport, información que corrió como la pólvora, desatando diversas reacciones y rumores en torno al campeón del mundo en Qatar-2022 y su futuro.
El jugador de 35 años se perdió el entrenamiento de ayer con el club, al encontrarse en Riad, la capital saudita, por un contrato con la Oficina de Turismo del reino, viaje que hizo con su familia, sin autorización -aseguran- del equipo rojiazul, que busca con el título en la Ligue1 atenuar en algo la mala temporada.
Aunque el PSG no ha oficializado el castigo, ya es vox pópuli la sanción de dos semanas sin jugar, entrenar y cobrar, la que habría sido anunciada la víspera a Leo por el consejero deportivo Luis Campos, según la emisora France Bleu.
Tampoco se conoce la reacción de Messi, bastante poco dado a las declaraciones públicas, por lo que el planeta fútbol está ahora mismo a merced de los periodistas y los medios, algunos mucho más serios que otros en sus historias.
«El proceso de divorcio está en curso», tituló esta mañana el diario Le Parisien, el cual sigue de cerca al club de la capital, sumido en otra decepcionante campaña, con nueve derrotas en total, entre ellas las sufridas ante el Bayern de Múnich en los octavos de final de la Champions, cuya conquista sigue pendiente.
La escapada de 48 horas a cinco mil kilómetros de distancia de París sería el comienzo del fin de la relación, de acuerdo con el periódico, aunque no pocos pedían desde hace semanas, tal vez meses, la sacudida del árbol, con el alegado objetivo de convertir al PSG en un equipo ganador con Kylian Mbappé como líder, y no en una constelación de superestrellas.
Desde principios de marzo, tras la eliminación de la Liga de Campeones, se acentuó el movimiento de voces reconocidas y autorizadas que reclaman un terremoto, lo cual pasa por la salida de Messi o Neymar, e incluso de ambos.
Entonces, el exjugador parisino y actual consultor David Ginola consideró urgente construir un equipo, por encima de la idea de incorporar talentos, mientras el campeón del mundo de 1998 con Les Bleus Bixente Lizarazu acusó al club de estar lleno de «estrellas de rock».
Si existía incertidumbre sobre la continuidad del siete veces ganador del Balón de Oro en la Ciudad de la Luz después del 30 de junio, todo indica ahora que su destino será un lugar diferente.
A priori, viene a la mente el interés de los seguidores del Barcelona, equipo que llevó a la cima universal y con el que brilló a niveles galácticos, en su regreso, pero abundan los análisis acerca de la complejo situación financiera del Barça.
En días recientes circuló la noticia de que el astro argentino quería permanecer en París y para ello demandaba una suma estratosférica, rumores luego desmentidos por su entorno.
Una propuesta multimillonaria y con ribetes de récord en Arabia Saudita y otra enorme, pero menos suntuosa, del Inter de Miami estarían en la palestra, sin que se conozcan todos los detalles.
El futuro de Messi parece un nuevo culebrón futbolístico veraniego con solo una cosa segura: costará bien caro ponerle una camiseta, o dejarle la misma.
Después de una campaña 2021-2022 discreta, en la actual Leo ha demostrado a sus 35 años su talento, con muchos goles y asistencias aportados al PSG y con una actuación estelar en Qatar-2022, mundial en el que se consolidó como uno de los mejores futbolistas de la historia, para muchos el mejor de todos.