El swing de Wynton Marsalis

Washington, 24 sep (Prensa Latina) Escuchar a Wynton Marsalis tocar es un verdadero lujo para los oídos y verlo dirigir la Jazz Lincoln Center Orchestra, a la que le impregnó su sello, aún más. Es una bestia en el escenario, impecable, seductor, majestuoso.
El jazz corre por sus venas desde que nació, ese sonido lo ha acompañado desde pequeño en su natal Nueva Orleans, donde aprendió con los grandes a tocar la trompeta a su antojo hasta convertirse en una leyenda viva y de los mejores de todos los tiempos.
Dominador del swing, que llevó a otro nivel, Marsalis ha sido y sigue siendo uno de los mejores continuadores de Louis Amstrong, Charlie Parker, Miles Davis, Charles Mingus, Dizzy Gillespie y tantos otros.
Desde que su padre, el pianista Ellis Marsalis, puso una trompeta en sus manos a los seis años, sabía que su destino estaba ahí.
«Al jazz hay que ponerle un sentimiento extra, mucho feeling, mucha alma», dijo en una visita histórica a La Habana en 2010, cuando trajo consigo a la Jazz Lincoln Center Orchestra para cuatro conciertos.
Es que el swing, el blues y las improvisaciones para este gran trompetista son la química perfecta de un sonido auténtico que ha esparcido por los cinco continentes, tan magistral que te remonta a esas prodigiosas décadas del 50 y 60.
Primer jazzista en obtener el prestigioso Premio Pulitzer, ganador de nueve Grammys y recientemente merecedor del llamado Nobel de las Artes, el Praemium Imperiale otorgado por la Asociación Japonesa de Arte, Marsalis sigue hoy cosechando éxitos.
Lo perpetúan más de 70 álbumes en su haber y una vida también dedicada a hacer otra de las cosas que más le apasiona: enseñar música y ayudar a los jóvenes de escasos recursos con becas.
Artista comprometido con varias causas, luchador contra el racismo y la desigualdad, el gran Wynton llegó para entrar por la puerta grande de las leyendas del jazz, género que defiende día a día, convencido, como dice, que es «la metáfora perfecta de la búsqueda de la libertad personal».
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)