Washington, 28 sep (Prensa Latina) Siete rivales protagonizaron el segundo debate de las primarias presidenciales republicanas, en camino a las elecciones de Estados Unidos en 2024 y una lección deja hoy: el expresidente Donald Trump, pese a todo, sigue como favorito.
En cuanto a los temas, el del aborto se tocó muy poco y respecto a la cuestión migratoria resultó sencillamente peligroso el punto de vista de los aspirantes, que apoyarían una intervención en México bajo el paraguas de la crisis en la frontera sur y el tráfico de drogas.
Los candidatos que se midieron anoche fueron Ron DeSantis, gobernador de Florida; el senador de Carolina del Sur Tim Scott, de quien se dice que no estuvo bien en el primer debate celebrado en Milwaukee (Wisconsin), y Nikki Haley, la única mujer que trata de ganar la nominación del partido identificado por el color rojo.
También formaron parte del debate el empresario Vivek Ramaswamy; se suma Chris Christie, el exgobernador de Nueva Jersey Doug Burgum, un exempresario de software que cumple su segundo mandato como gobernador de Dakota del Norte, y el exvicepresidente Mike Pence.
Haley apoyó un «botas estadounidenses en territorio mexicano» y DeSantis fue el de las declaraciones más fuertes respecto a la migración cuando afirmó que militarizará la frontera si llegara a ser presidente.
Pero, sin dudas, el exmandatario (2017-2021), que se saltó también este cara a cara celebrado en la biblioteca Presidencial Ronald Reagan, en California, fue un ausente-presente en boca de algunos contendientes.
La exembajadora de Estados Unidos ante la ONU experimentó un rebote en la recaudación de fondos después de su actuación en el primer debate y, además, obtuvo posiciones en las encuestas que la señalaban con ventaja sobre el presidenteJoe Biden, el casi probable candidato de los demócratas.
Sin embargo, la víspera Haley pareció en momentos algo fuera de control con Scott y en su ataque a Ramaswamy, a quien le espetó: «Honestamente, cada vez que te oigo, me siento un poco más tonta por lo que dices».
DeSantis criticó que Trump esté «desaparecido en combate» y el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie lo llamó «Pato Donald» que no da la cara para defender su historial.
«Las encuestas no eligen presidentes, los votantes eligen presidentes», subrayó el floridano al señalar a Trump por el bajo rendimiento electoral de los republicanos en las últimas tres elecciones.
Así que mientras transcurrían las horas del debate entre ataques personales y las interrupciones de unos y otros en el escenario, dando una sensación de desorden, Trump realizaba un mitin en la ciudad de Detroit, Michigan, con los huelguistas de la industria automotriz.
No faltaron, como es lógico, los dardos contra Biden. Todos se sintieron en capacidad de derrotarlo en noviembre del próximo año.
Según observadores, ese propio desorden en los temas pudo llevar a muchos espectadores al temido «cambio de canal».
«El debate republicano de esta noche fue tan aburrido e intrascendente como el primero, y nada de lo que se dijo cambiará la dinámica de las primarias», fue la conclusión que emitió en un comunicado Chris LaCivita, asesor principal de la campaña de Trump.
Para lograr un puesto en este cara a cara, los aspirantes necesitaban al menos 3,0 por ciento de apoyo en dos encuestas nacionales o 3,0 por ciento en una nacional, así como dos sondeos de cuatro de los estados con votación anticipada: Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.
Los competidores necesitaban igualmente al menos 50 mil donantes únicos, de los cuales 200 provendrían de 20 estados o territorios y, además, tuvieron que firmar un compromiso en el que certifican que apoyarán al eventual candidato del partido, algo que en el primer debate se negó a rubricar Trump.
El mes pasado intervinieron en Milwaukee ocho candidatos en la discusión televisada, pero Trump no estuvo «porque todo el mundo conoce mis credenciales», dijo entonces.
Imputado con 91 cargos penales entre estatales y federales, el presidente 45 sigue puntero en la lucha por la nominación del Partido Republicano y hasta podría hacerse del sillón en el Despacho Oval para el periodo 2025-2029.
Cosas de la política en este país, hasta ahora, la base electoral de Trump parece estar ciega y sorda, pues mientras más problemas legales caen sobre él, más puntos suma en los sondeos.