Al antes de ser Pacino

Nueva York, 24 oct (Prensa Latina) Su nombre real no es Al, sino Alfredo, y Pacino su apellido, originario de Sicilia por ambos linajes, reconocido hoy como una de las grandes y consolidadas leyendas del cine.
Hablar de Alfredo James Pacino -el James viene por su abuelo materno, James Gerardi- es contar el Séptimo Arte en su sentido más profundo, pero no solo lo atrapó el trabajo en la gran pantalla, sino encontró espacio en el teatro y en la televisión, y ocasionalmente se desempeñó como guionista, director y productor.
Sin embargo, antes de adentrarse en el mundo del espectáculo Al Pacino (Alfredo James Pacino) dio muchos tropiezos y tanteó otros senderos.
Cuando sus padres se divorciaron siendo un niño creció en el Bronx, uno de los barrios más duros y conflictivos de la Gran Manzana, Nueva York.
Siendo apenas un adolescente, Alfredo James, la futura estrella de Hollywood, cometió pequeños delitos y con 20 años de edad fue arrestado, pero esa vida al filo de la navaja le enseñó una lección: que para él los riesgos, por lo menos en la realidad, estaban descartados, apareciendo la alternativa de ser actor.
Ese camino de interpretar papeles en el cine llegó, -y de qué manera-, no sin antes emprender otro recorrido mucho más angosto.    Y es que aún no era la hora de encarnar personajes de películas, pues él en sí era en aquel entonces todo un protagonista del entorno crudo.
La necesidad de ganarse la vida obligó a Alfredo a abandonar los estudios de secundaria y, mientras sus sueños se consumaban, trabajó como mensajero en una bicicleta, mercader de zapatos, limpiabotas, oficinista, portero en un edificio, cartero, acomodador de cine y hasta trabajador sexual en una época de estancia en Sicilia, esa gran isla del Mediterráneo en la punta de la «bota» italiana, de donde provenía su familia.
Un episodio lamentable fue cuando también durmió en la calle y en esta vendió periódicos, ganándose así dinero extra para llevar los folletos a las mansiones de los millonarios.
Todo eso y más tuvo que ejercer antes de la fama, y justo en este punto sí se convirtió en Al Pacino, dejando atrás a Alfredo James.
Quizás esas experiencias le sirvieron para convertirse en el histrión que es hoy y uno de los pocos actores poseedores de la triple corona de la interpretación: el Tony, el Emmy y el Oscar.
Si le dieran a elegir entre los más grandes errores de su vida, Al Pacino ha repetido en varias entrevistas que sin dudarlo lo más lamentable para él fue cuando rechazó el papel de Han Solo y declaró: Rechazar «Star Wars» resultó ser uno de mis primeros grandes errores.
Así admitió el actor al narrar el día en el cual le ofrecieron el papel antes de dárselo a Harrison Ford.
La carrera de Pacino abarca siete décadas, desde sus inicios en las tablas neoyorquinas hasta el éxito cinematográfico, con filmes como «El padrino» (1972), «Serpico» (1973), «Espantapájaros» (1973), «El padrino II» (1974), «Tarde de perros» (1975), el drama criminal «Caracortada» (1983) y «El padrino III» (1990) el cual completó la trilogía.
Después de tantas etapas encumbradas para Al Pacino, las cámaras de Hollywood fueron transformadas en un espectáculo de estrellas alrededor de las cuales gira el astro mayor, sacándole provecho a sus interpretaciones y dando todo su potencial.
Ya lo hizo cuando con 20 años los oficios ejercidos en la calle le facilitaron la carrera de actor, en definitiva, y de cierta forma, aquellos fueron sus primeros personajes.