Por Deisy Francis Mexidor
Washington, 10 dic (Prensa Latina) Estados Unidos promueve la rendición de cuenta de otros en materia de derechos humanos; sin embargo, un simple análisis de su historial reciente lo señala como un país con males crónicos y entre los principales violadores.
Cada año, la Casa Blanca ofrece su reporte sobre el tema. En 2022 el secretario de Estado, Antony Blinken, consideró que el informe hacía «un recuento objetivo y riguroso de las condiciones de los derechos humanos en todo el mundo», por supuesto, sin tocar la situación en casa.
Se habló de homicidios arbitrarios, torturas, condiciones «inhumanas» en prisiones y desapariciones forzosas, entre otros problemas significativos en los 12 meses antes a la publicación del documento.
El pasado mes de marzo una nueva evaluación -según los estándares de Washington- incluyó a casi 200 países y territorios. Blinken enfatizó que lamentablemente en 2022 «continuamos viendo un retroceso en las condiciones de los derechos humanos» en todas las regiones.
Pero veamos algo de lo que quedó fuera. En qué acápite aparecen la persistente aplicación de la violencia policial y la creciente pérdida de derechos básicos y libertades del pueblo estadounidense como el derecho al voto y reproductivo.
El asesinato en 2020 del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco desató en Estados Unidos una de las mayores olas de protestas desde la etapa de grandes manifestaciones por los derechos civiles en la década de 1960 del pasado siglo. La muerte de Floyd no detuvo un problema que para muchos es sistémico.
Por ejemplo, un estudio determinó que entre 1980 y 2019 fallecieron víctimas de la violencia policial un total de 30 mil 800 personas en esta nación de Norteamérica: una media de 810 cada año y la mayoría de ellas negras.
Pero los homicidios a inicios de 2023 de los jóvenes afroamericanos Tyre Nichols (29 años) en Memphis y de Anthony Lowe, de 36, en California, evidencian con apenas dos casos más después del de Floyd, que el mal está enquistado, sobre todo cuando se trata de las minorías raciales.
A propósito, aún piden justicia también para Keenan Anderson, otro joven afroamericano de Los Ángeles, que murió en enero tras ser retenido por la policía en un incidente de tráfico y recibir varios disparos eléctricos con una pistola TASER.
Las estadísticas indican que tres personas mueren cada día en Estados Unidos a manos de la Policía y más de la mitad son negros.
Dolorosamente, un afroamericano tiene el triple de probabilidades de perder la vida por violencia policial que un blanco, revelan los datos.
En otro orden, algo que también pone en dudas la moral de Estados Unidos para pedir cuentas sobre derechos humanos es que, pese a la condena mundial, mantiene abierto el centro de detención y tortura en su ilegal base en territorio ocupado en el este de Cuba (Guantánamo).
En esa cárcel, 21 años después de su instalación, «se siguen perpetuando graves violaciones de derechos humanos», afirman organizaciones internacionales.
Para no pocos críticos que exigen al presidente Joe Biden «cerrar (la prisión de) Guantánamo de una vez por todas», lo que sucede ahí es «una vergüenza nacional para Estados Unidos».
Considerada en su momento como «un hoyo en materia de derechos humanos», en la prisión se han notificado torturas, tratos cueles e inhumanos, desapariciones forzadas y detenciones prolongadas.
Ahora el escenario en Medio Oriente también mueve a reflexiones. Estados Unidos insiste en apoyar la masacre de Israel en Gaza, en contra de la opinión mundial y de la mayoría de los estadounidenses, ¿y nos llamamos democracia?, dijo en redes sociales la activista Medea Benjamin.
Después de que el secretario general de la ONU, António Guterres, «invocara el raramente utilizado Artículo 99 para provocar una votación a favor de un alto el fuego en Gaza, Estados Unidos fue el ÚNICO país que votó en contra», subrayó la cofundadora de la organización pacifista CodePink en su cuenta en X.
Guterres denunció que la actual situación en Gaza es una «pesadilla humanitaria en espiral».
Son apuntes mientras miro la tele y leo periódicos. Cada vez mueren más palestinos. ¿Quién detiene la masacre? Por cierto, es 10 de diciembre, hace 75 años se proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos.