Por Luis Manuel Arce Isaac
Ciudad de México, 22 ene (Prensa Latina) Como un mecanismo de reloj, la precampaña electoral México-2024 concluyó y las candidatas se toman uno asueto para iniciar la final y más candente el 1 de marzo hasta el 29 de mayo.
La precampaña -del 20 de noviembre al 18 de enero- fue para calentar motores, pero de una manera bastante onerosa. La derecha soltó hasta el alma con su candidata única Xóchitl Gálvez y se gastó el equivalente a tres millones 585 mil dólares en viajes, hoteles, movilizaciones, traslados de supuestos simpatizantes, propaganda por radio, televisión, diarios y redes, regalos y otras minucias.
Su adversaria y favorecida por las encuetas, Claudia Sheinbaum, se gastó solamente la mitad de esa cifra.
En el caso de Xóchitl llama la atención que los principales aliados, los partidos Acción Nacional (PAN), organización de base de la candidata, y de la Revolución Institucional (PRI), se compartieron los gastos en nombre de la coalición Frente por México, aunque el primero erogó el 60 por ciento y su socio menos del 40.
Se explica: Xóchitl es la candidata original del PAN, mientras que es una asociada del PRI y del de la Revolución Democrática (PRD) los cuales abdicaron ante los panistas pues estimaron abiertamente que sin cobijarse a la sobra de sus antiguos adversarios las elecciones de 2024 podrían irles peores de lo que se vaticina.
La falta de liderazgo quedó demostrada en aquellos momentos en los que hubo más divisiones y deserciones en el PRI, se deterioró mucho su estructura y los valores históricos, éticos y morales de los que siempre gozó, cayeron por el piso y sería una tarea titánica recuperarlo.
La distribución de los gastos da una idea inicial de la de los cargos, si ella lograra derrotar a la Sheinbaum, aunque las negociaciones al respecto no han concluido y todo va a depender de los resultados de las elecciones en nueve estados por las gobernaciones, la repartición de las 500 curules en el Cámara de Diputados, los 128 senadores, y las alcaldías, en particular las de Ciudad de México.
Claro, son los gastos iniciales. Ya hay aprobado un tope de egresos de campaña para los candidatos a la Presidencia de la República de 660.9 millones de pesos (37 millones 765 mil dólares), es decir, 200 millones de pesos más que en la elección federal del 2018, cuando el Instituto aprobó un tope máximo de 429.6 millones de pesos.
Son, en total, 20 mil 263 puestos de elección popular y eso lo dice todo: la presidencia de la República es una parte de la batalla y, aunque se el frente principal, no es el único ni basta.
Tanto los opositores del PAN y el PRI, como la coalición Seguimos Haciendo Historia que dirige Morena, están por igual en la misma tesitura de ganar el espectro electoral en toda su magnitud, en particular la mayoría calificada en el congreso y las asambleas regionales. Los primeros para sobrevivir, los oficialistas para aplicar sin tropiezos la Cuarta Transformación.
El Instituto Nacional Electoral (INE) ya inició esta etapa intercampaña en la cual deberá distribuir las finanzas públicas para gastos de campaña, difundir las plataformas electorales que presenten los partidos en un pazo que cierra el 29 de febrero, lapso en el cual las autoridades deberán cumplir un cronograma de ejecución sin fallas para que el 2 de junio funcionen bien todos los mecanismos.
En estos días el INE debe organizar el sorteo para seleccionar a los ciudadanos que integrarán las Mesas Directivas de las 170 mil casillas en todo el país a las cuales acudirán más de 97 millones de mexicanos, distribuir el financiamiento a coaliciones y candidaturas independientes.
Además, buscar consenso de criterios científicos, operativos y logísticos para los conteos rápidos institucionales, registrar candidaturas y analizar que cumplan con los requisitos legales. Elaborar el sistema de consulta «Candidatas y Candidatos:
Esperemos con paciencia la campaña final que se iniciará el 1 de marzo y cerrará el 29 de mayo con abstinencia política hasta el 2 de junio cuando esa noche se sabrá ya quén será la nueva presidenta de México, la primera mujer con ese cargo en toda la historia republicana nacional