Bruselas, 16 mar (Prensa Latina) Cuando las tecnologías cada día constituyen hoy parte de la cotidianidad del ser humano, aparecen como novedad los viajes de recreo al cosmos.
Esta esperanza, acariciada por muchos terrícolas desde hace centenares de años, ahora salta de las páginas de ciencia ficción a la realidad, aunque aún signada por el dinero y el poder de solo unos pocos.
Sin embargo, la posibilidad de salir de la esfera circunterrestre y observar el planeta azul desde lo alto, forma parte de los proyectos de futuristas y comerciantes de la actualidad, en busca de un lucrativo negocio, quizás enfocado a centenas de personas.
Como ejemplo, tres millonarios conforman la lista de los afortunados, con el empresario estadounidense Gregory Olsen a la cabeza.
En su viaje en la nave rusa Soyuz llegó a la Estación Espacial Internacional (EEI). Con anterioridad su coterráneo Dennis Tito hizo el vuelo el 28 de abril de 2001 y pasó una semana en órbita.
Mientras, el 25 de abril de 2002 se aventuró el sudafricano Mark Shuttleworth; cada uno a costa de 20 millones de dólares de su bolsillo.
Organizados para los vuelos por la agencia de viajes celestiales Space adventures, esta novedad se toma como punta de lanza para un futuro que cada vez es más presente, dijeron algunos expertos.
La celeridad en materia de tecnología presupone, con la referencia de la computación e Internet, que las aplicaciones en equipos pueden llevar al hombre tan lejos como lo desee.
En un principio deparado para seres humanos con condiciones físicas y mentales de primera línea, ahora se puede pensar en otros cosmonautas menos agraciados, pero interesados en la aventura.
Cuando la Organización Mundial de Turismo (OMT) promueve un incremento de los paseos fuera del hogar y aumentar la comprensión de otros pueblos, sus tradiciones y la protección del medio ambiente, los viajes espaciales constituyen una cota de interés y cuidado.
Lo más significativo podría estar en apuntar a la protección de lo que nos rodea, más allá de la novedad y el destaque de ciertas fortunas, pues NO estamos lejos de las naves de mayor capacidad y posibilidad y los hoteles siderales, significan entendidos.
Algunos escritores se sorprenden por el impacto de la literatura en la ciencia, pero todo parece indicar que en pocos años la humanidad será testigo de nuevos adelantos, donde la industria del ocio parece tener siempre un espacio significativo.
Barcos rápidos y de mejores comodidades, aviones supersónicos, hoteles en sitios paradisíacos y el combate contra enfermedades y situaciones de estrés, forman parte de una amplia cartera para el turismo, a la cual se suma el cosmos.
Por lo tanto, los tres millonarios turistas-cosmonautas, pueden muy bien significar un inicio hasta que llegue el momento en que pululen hoteles, bases de recreo y centenares de aparatos saliendo de la órbita terrestre.
Para ese momento, indican científicos, lo más importante es respetar y proteger aquellos sitios hacia los cuales se mueva el ser humano y aprovechar la experiencia en beneficio del conocimiento, para evitar que se haga realidad La guerra de las galaxias.