Washington, 7 abr (Prensa Latina) La complicidad de la administración de Joe Biden con Israel en su guerra en Gaza complica hoy la campaña electoral para el Partido Demócrata, cuyas actividades son interrumpidas por continuas protestas a lo largo de Estados Unidos.
Un artículo publicado este domingo en el diario The New York Times señaló que en lugares tan dispares como una iglesia histórica en Carolina del Sur y el Radio City Music Hall en Manhattan, el presidente Biden ha sido abucheado y ahogado por manifestantes que se oponen a su apoyo a Israel.
Las expresiones de descontento están perturbando las actividades de los funcionarios demócratas desde los ayuntamientos hasta el Congreso y la Casa Blanca, lo que complica su capacidad para hacer campaña (y, en ocasiones, gobernar) durante un año electoral crucial, acotó el rotativo.
Recordó el Times que manifestantes pro palestinos llevan semanas frente a la casa del secretario de Estado Antony Blinken e incluso las fotos publicadas en las redes sociales por la Casa Blanca están inundadas de comentarios que acusan a la administración de ser cómplice de las matanzas masivas y la hambruna en Gaza.
Por eso los funcionarios de campaña de Biden han intensificado sus esfuerzos para controlar el acceso a sus eventos, añadió el material.
Según el Times, Biden evitó con éxito una lucha primaria complicada y no enfrentó ninguna oposición viable dentro de su partido.
Pero -advirtió- el conflicto de Gaza ha avivado las tensiones dentro de los partidos, lo que ha generado preocupaciones demócratas de que un movimiento sostenido de protesta por una guerra a miles de kilómetros de distancia podría reducir la participación en el país en noviembre.
En ese sentido, muchos partidarios de la causa palestina argumentan que Biden debe ganarse sus votos.
El periódico comentó que el esfuerzo nacional para presionar a los líderes estadounidenses para que limiten su apoyo a Israel se ha centrado casi exclusivamente en los demócratas.
El expresidente Trump rara vez -o nunca- ha atraído críticas significativas de manifestantes pro palestinos en su casa o en apariciones públicas y ha dicho poco sobre el conflicto más allá de que Israel debería «terminar» la guerra, sostuvo el artículo.
Biden ha adoptado una postura más dura con el Gobierno de Israel; sin embargo, las armas estadounidenses siguen fluyendo hacia Tel Aviv, las mismas que luego utiliza contra Gaza.
Entre Estados Unidos e Israel existe un acuerdo de ayuda militar de 38 mil millones de dólares de la era de Barack Obama (2009-2017) que se extiende hasta 2026.
Ahora ese paquete de ayuda militar, que garantiza a Israel tres mil 300 millones de dólares al año para comprar armas, junto con otros 500 millones de dólares anuales para la defensa antimisiles, se ha convertido en un punto de controversia para la administración Biden.
El mandatario, pese a sus críticas ahora un poco más subidas de tono hacia su fiel aliado en Medio Oriente, se resiste a poner límites a la ayuda militar estadounidense.