Washington, 5 jul (Prensa Latina) La celebración del Día de la Independencia de los Estados Unidos no frenó la violencia armada en el país, un flagelo que adquiere hoy aquí el rango de crisis de salud pública.
Este 4 de julio se produjo un tiroteo en el Parque Nacional de Yellowstone que dejó a un guardaparque herido y al sospechoso muerto, según un comunicado del Servicio de Parques Nacionales.
La balacera tuvo lugar en Canyon Village, en la parte central del parque, dijeron las autoridades.
Mientras en Chicago dos mujeres fallecieron y tres niños resultaron gravemente heridos durante un tiroteo masivo ocurrido en el vecindario Greater Grand Crossing.
Las víctimas fueron identificadas por la familia como Capri Edwards, de 24 años, y Nakeeshia Strong, de 42, y tres niños, de cinco, siete y ocho años, que fueron trasladados al Comer Children’s Hospital de la ciudad en estado crítico.
Un vecino dijo que escuchó los disparos y corrió hacia su ventana. «Pensé que eran fuegos artificiales, no eran fuegos artificiales», subrayó el testigo.
Esta violencia sin sentido tiene que parar. Los conflictos personales y las armas se han convertido en una mala combinación, dijo el concejal Desmond Yancy, quien expresó que no quisiera tener que pararse de nuevo delante de los micrófonos para hablar del dolor que causa esto en las comunidades.
Pero al menos 50 incidentes con armas de fuego se registraron a nivel nacional este 4 de julio, arrojan estadísticas del rastreador en línea Archivo de la Violencia Armada.
El pasado 25 de junio, el cirujano general de Estados Unidos, doctor Vivek Murthy, declaró que la violencia con armas de fuego es una crisis de salud pública en la nación.
Murthy advirtió que la violencia armada representa una «seria amenaza para la salud y el bienestar de nuestro país», que no sólo tiene un costo físico grave, sino también mental.
Argumentó que, en 2022, un total de 48 mil 204 personas murieron por lesiones relacionadas con armas de fuego, incluidos suicidios, homicidios y muertes no intencionales.
De los decesos relacionados con esos medios letales ese año, más de la mitad (56,1 por ciento) fueron por suicidio y alrededor del 40 por homicidio, según el informe.
«Desafortunadamente, el problema ha seguido creciendo», añadió Murthy, citando una estadística de que el 54 por ciento de los adultos en los Estados Unidos afirman que ellos o un miembro de su familia han experimentado un incidente relacionado con un arma de fuego en algún momento de sus vidas.