París, 11 ago (Prensa Latina) Fue una obra de arte: París se despidió de los Juegos Olímpicos con todo su glamour.
Por Fausto Triana, enviado especial
Caricias a la perfección en acercar al mundo a sus más entrañables emblemas, París 2024 terminó hoy con una ovación cerrada a su seguridad, organización y espíritu de fiesta.
Sólo el resumen de los momentos más vibrantes de las justas, resultó un cofre de emociones, de éxitos y fracasos, de alegrías y llanto.
El asomo a lo humano y lo divino, 206 países, defectos, las eternas criticas al arbitraje, la inconformidad con una ceremonia de apertura sublime, extraordinaria, por primera vez en la historia fuera de un estadio, en el rio Sena, con el telón de fondo de la Torre Eiffel.
Luego, en el adiós, Charles Aznavour, el amor al pais, Joe Dassin con Les Champs Elysee, y, por supuesto, Queen, We are the Champions, con los deportistas en medio de la pista del monumental Stade de France.
Preámbulo, la cantante Zaho de Sagazan intrerpretó el gran clásico «Sous le ciel de Paris», poco antes de que el nadador Léon Marchand, ganador de cuatro medallas de oro, se llevara la llama olímpica del Jardín de las Tullerías, para apagar el imponente pebetero, un aerostato de siete metros de diámetro encendido el pasado 26 de julio.
El Museo del Louvre, el Sena, la Plaza de la Concordia, el puente Alexander III, el Grand Palais, el Palacio de Versailles, París en las venas de unos Juegos Olímpicos que serán recordados también por detalles de buen gusto.
La orquesta de la Opera de París con una subyugante música y en medio de un juego de luminarias, una figura que emerge de las penumbras. El viajero dorado, representando la libertad e interpretado por el breakdancer francés Arthur Cadre, quien redescubre unas Olimpíadas entre tanto desaparecidas, como sucediera en el siglo XIX con el barón Pierre de Coubertin en el siglo XIX.
Se sumaron otros instantes, como la bandera griega como símbolo y la Victoria de Samotracia, una escultura enigmática que se exhibe en el Louvre, con una recepción de las justas olímpicas antiguas en su transición a las modernas.
Una idea de desconstrucción de las citas bajo los cinco aros, la realidad del mundo actual, y el deseo de recuperar un espacio que intenta la paz y armonía entre los pueblos a través del deporte. Una distopía futurista.
Los grupos franceses Air y Phoenix, la cantante Angele, hasta una suerte de cambio de tesitura. Ingresa Hollywood con su glamour diferente a la capital francesa.
La llama olímpica en todos sus avatares de recorrido, Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador Paris 2024, y Thomas Bach, titular del COI, y seis glorias del deporte mundial, entre ellos el luchador cubano Mijaín López, y el judoca francés Teddy Riner.
Sentidos discursos con la ovación en mayúsculas para los atletas, los agentes del orden, los socorristas, bomberos, los más de 40 mil voluntarios y el público.
El tránsito hacia Los Angeles 2028 nada menos que con la multipremiada cantante Billie Eilish, Red Hot Chili Pepper y el rapero Snoop Dogg. La artista H.E.R., ganadora de un Grammy, interpretó el himno nacional de Estados Unidos.
Y Tom Cruise, desde el techo del Stade de France, hasta tomar la bandera olímpica de manos de Simone Biles en una frenética carrera en avión, senderismo, patineta y bicicleta hasta llegar a Los Angeles.
De vuelta a Paris, Léon Marchand, con el candil con el fuego olímpico y los seis deportistas convocados, Mijaín, Riner, Eliud Kipchoge, Sun Yin Sha, Emma Mckeon y Cindy Ngamba, soplando la llama hasta apagarle.
My way, a lo Frank Sinatra en la despedida. !Bravo Paris 2024!