Ámsterdam, 15 ene (Prensa Latina) Investigadores de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, mostraron la eficacia del empleo del propranolol en el tratamiento de los temblores característicos de la enfermedad del Parkinson, según estudio publicado en la Gaceta Médica.
Los temblores son uno de los síntomas más visibles y debilitantes de la enfermedad de Parkinson, y afectan significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Aunque la levodopa, el tratamiento estándar, es eficaz para muchos síntomas, su impacto en los temblores durante situaciones estresantes es limitado.
El propranolol, un fármaco ampliamente utilizado para tratar la hipertensión arterial y arritmias cardíacas, ya se emplea en el tratamiento del temblor esencial, una condición caracterizada por temblores sin otros síntomas neurológicos.
A pesar de existir indicios preliminares de que también podría beneficiar a pacientes con Parkinson, no se habían realizado estudios exhaustivos hasta ahora.
La investigación incluyó a 27 pacientes que sufrían temblores, a los que se les administró propranolol un día y un placebo en otro, mientras se medía la intensidad de esos movimientos involuntarios con un dispositivo especializado.
Además, se utilizaron imágenes de resonancia magnética para mapear la actividad cerebral tanto en reposo como durante una tarea de cálculo matemático diseñada para inducir estrés.
La respuesta al estrés se evaluó mediante el tamaño de las pupilas y la frecuencia cardíaca, las cuales aumentaron significativamente durante la tarea.
Los resultados mostraron que el propranolol redujo los temblores en reposo y bajo estrés.
Según los expertos, la levodopa sigue siendo el medicamento más eficaz para el Parkinson, ya que no sólo ayuda con los temblores, sino también con otros síntomas motores y no motores.
«Sin embargo, aproximadamente 40 por ciento de los pacientes no responde a la levodopa en cuanto a los temblores. En esos casos, primero intentamos aumentar la dosis, pero si eso no funciona, el propranolol es una opción viable, vigilando posibles efectos secundarios, como la presión arterial baja», dijo Rick Helmich, científico del Centro Médico.