Trabajadores de El Oso logran ingresar a fábrica tras desalojo en CDMX

Luego de una serie de movilizaciones y tras un intento fallido, este viernes los trabajadores de la Fábrica El Oso pudieron ingresar al inmueble, ubicado en avenida Popocatépetl 145, en la colonia Portales Sur en la Ciudad de México, para iniciar con el retiro de insumos, materia prima, maquinaria y herramienta que fueron resguardados luego de que fueran desalojados el 18 de enero, por un litigio entre particulares.

Movilización de los trabajadores

Con dos camiones de carga mediana y armados con herramientas, costales y hasta extintores, los trabajadores de El Oso empezaron a congregarse desde antes de las 8 de la mañana frente a las instalaciones de la empresa dedicada a la producción de productos para el cuidado del calzado, ubicada en la alcaldía Benito Juárez, donde tenía 107 años de historia.

Obstáculos para ingresar

Sin embargo, antes de las nueve de la mañana, el actuario Ernesto González Escobar informó que, para poder ingresar, la empresa tenía que cubrir cien mil pesos como pago anticipado por el uso de la energía eléctrica, por “prender y usar la maquinaria” y sacar los líquidos e insumos usados en la producción de grasa para el calzado.

“Eso no estaba estipulado en la segunda orden judicial emitida a favor de los empleados de El Oso, el jueves 20 de febrero”, tres días después del bloqueo llevado a cabo en las inmediaciones del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, en la colonia Doctores, dijo a Imagen Axel Cardona, representante legal de los trabajadores.

«Nos quieren cobrar por entrar y prender las maquinarias»

“Es como un cobro de piso el que nos quieren aplicar, tener que pagar la energía eléctrica para desalojar los tanques y sacar los insumos donde se resguarda el material”, afirmó el litigante.

“Estamos para hacer el retiro, el vaciado, la remoción y la extracción de todas las materias primas y los insumos que se encuentran dentro. Y nos encontramos con la sorpresa de que no se nos va a permitir producir”, dijo por su parte Claudia Meza, vocera de los empleados.

Los tanques, de 10 mil litros, contienen las fórmulas y componentes químicos con los que se fabrican los productos y “no se pueden mover”.

“Deben ser vaciados, para eso necesitamos producir, y nos están diciendo que no podemos (…) nos quieren cobrar por entrar y prender las maquinarias”, agregó Meza.

Acuerdo y reingreso de los trabajadores

Luego de alcanzar un acuerdo, pasadas las 09:30 horas, y mientras la fábrica era resguardada por tres elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, los trabajadores fueron ingresando por grupos de 10, en espera de que al interior se les detallaran las labores que se llevarían a cabo.

La herramienta y los productos serán trasladados a las nuevas instalaciones ubicadas en la colonia Culhuacán, alcaldía Iztapalapa.

EL OSO ES FAMILIA

«Aquí se quedan más de cien años de historia»

“Aquí, en avenida Popocatépetl, se quedan más de cien años de historia y de formar familia”, dijo Federico Morales, quien narró que tiene 25 años laborando en El Oso.

“Parte de mi vida ha estado aquí y he tenido muchas cosas muy positivas, me ayudó a formar una familia”, agregó el hombre, al señalar que en esa fábrica conoció a su esposa, “y en estos años tuvimos dos hijas. El Oso es mi familia y es una empresa cien por ciento mexicana”.

Expectativas sobre las nuevas instalaciones

Sin embargo, el hombre, que inició como ayudante general y ahora es supervisor de área, se dijo esperanzado en que las nuevas instalaciones permitan a la empresa crecer y seguir siendo un referente en México.

“Imagínese, empezamos con 20 productos y ahora ya fabricamos más de cien, entre grasa y productos de limpieza para el calzado (…) nos va a ir mejor”, dijo por su parte Omar, de 36 años y con 12 laborando en El Oso como maquinista, mientras esperaba su turno para poder ingresar a la fábrica.

Incertidumbre sobre la producción y el futuro laboral

“Vamos a ver si nos dejan producir y vaciar los tanques para evitar que la empresa siga perdiendo”, concluyó Claudia Meza, al tiempo que destacó que, en poco más de un mes y medio del desalojo, ninguno de los más de 170 empleados ha sido despedido.