Cuando uno piensa en una monja, se imagina una pequeña mujer con rostro amigable y por nuestra cabeza jamás pasa una imagen negativa de ellas, con negativa nos referimos a que pensemos que fumen, tomen y mucho menos que le entren al desmoche, se hagan churros y por si fuera poco cultiven mota.
Pues resulta que en California hay un par de hermanas llamadas “Anarquicas”, que cumplen una impresionante misión, que más que ayudar a aquellos católicos a encontrar la paz con dios y ser discipulos de él, se dedican a tratar de aliviar el dolor de todas aquellas personas que están sufriendo alguna enfermedad y esto lo logran por medio de la fabricación artesanal de medicina a base de marihuana.
Estas monjas, cultivan y cosechan la marihuana con la que elaboran tónicos, pomadas y demás auxiliares terapéuticos, que fungen como analgésicos elaborados manualmente, que ayudan a reducir las náuseas, contener los ataques, bajar la inflamación y sirven de apoyo para disminuir la ansiedad y la depresión. Ellas afirman que la marihuana que cultivan está libre de THC, químico que funciona como estimulante.
Actualmente la venta de sus productos les da una ganancia de entre 10.000 y 12.000 dólares al mes. Sus clientes más frecuentes son pacientes que ven en la marihuana una alternativa para aliviar molestias como: migraña, algunos dolores generados por el cáncer, ataques epilépticos y convulsiones.
Aunque California es de los pocos estados en donde la venta de marihuana es legal, las monjas buscan expandir su negocio como unas grandes empresarias alrededor de Estados Unidos y el mundo, sin duda son un gran ejemplo por que han luchado por el bien de los pacientes que sufren algún dolor y con esto se puede crear consciencia para hacer que la legalización de la marihuana sea mundial y no sólo local.