El abuso sexual y el hostigamiento son delitos frecuentes en México: de acuerdo con el Colegio Jurista, aproximadamente 1.4 millones de mujeres –10 por ciento de la población económicamente activa– padecen de acoso sexual en el trabajo.
La senadora Mariana Gómez del Campo retomó estos datos del rector del Colegio Jurista, Jorge Manrique, en el sentido de que se trata de una cifra conservadora pues es un acto ilícito que en 99.7 de los casos no se denuncia y tiene el índice más alto de impunidad.
Por estas razones, la senadora del Partido Acción Nacional propuso en la tribuna del Senado de la República que estos delitos sean considerados graves.
La legisladora recordó que el Instituto Nacional de las Mujeres, a partir de diversas encuestas, reportó que el acoso sexual afecta a 46 por ciento de las trabajadoras.
Reiteró que las cifras que ofrece Inmujeres no son reales pues, por temor a represalias, pocas mujeres que padecen acoso sexual en el trabajo se atreven a denunciar. En consecuencia, pocos casos se resuelven por la vía penal.
Por si esto fuera poco, expuso Gómez del Campo, se trata de delitos que se persiguen por querella y no de oficio.
Por estas razones, la senadora presentó, junto con el senador Roberto Gil Zuarth, una iniciativa para coadyuvar desde el ámbito federal a sancionar de forma eficiente los delitos de abuso sexual y hostigamiento.
“En la actualidad dichas figuras resultan prácticamente en desuso, ya sea por su poca frecuencia de denuncia como por su consideración de delito no grave”, argumentó.
En ese sentido, la iniciativa propone adecuar el artículo 194 del Código Federal de Procedimientos Penales, a fin de que abuso sexual y hostigamiento sean considerados delitos graves; incluye un cambio de los artículos 259 Bis y 260 del mismo ordenamiento, a fin de endurecer las sanciones.
Gómez del Campo advirtió, con datos del Colegio Jurista que, en 72 por ciento de los casos, las víctimas de delitos sexuales sufren de culpabilidad o vergüenza, lo que incide en la falta de denuncias y de un alto índice de impunidad.
Asimismo, indicó que el acosador en el trabajo se distingue por coqueteos de forma ofensiva, acercamientos sin ningún motivo a la víctima y, si se siente contrariado por su respuesta, adoptan actitudes de halago, o de represalias, o ambas, de forma alternativa.
Añadió que existen diversos grados de acoso sexual en el trabajo: el hostigamiento leve y verbal, chistes, comentarios, conversaciones de tipo sexual, silbidos o piropos ofensivos, hostigamiento no verbal sin contacto físico, miradas lascivas, gestos obscenos, guiños, entre otras conductas.