Cerca de 47 mil infantes centroamericanos retenidos en EE.UU.

Tegucigalpa, 21 jun (PL) Cerca de 47 mil menores de edad de Guatemala, Honduras y El Salvador siguen retenidos hoy en centros de detención en Estados Unidos en espera de ser entregados a sus padres en ese país o deportados.
El titular del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia en Honduras, Héctor Espinal, confirmó que esos niños y adolescente del área detenidos en la frontera sur occidental de Estados Unidos en los últimos ocho meses son casi más del doble de los interceptados entre octubre del 2012 e igual mes de 2013.
Del total de los recluidos en un centenar de albergues improvisados en los estados de Texas, Arizona y Los Ángeles, casi todos en bases militares, alrededor de 13 mil son hondureños, según el diario La Tribuna, en su versión digital.
Buena parte de ellos están en un lugar conocido como La Bodega, en la sede de la jefatura de migración de la localidad sureña de Nogales, Arizona, añade esa publicación.
Precisa, además, que la mayoría de esos menores de edad llegaron allí procedentes de McAllen, ciudad ubicada en el condado de Hidalgo, en el estado de Texas, la cual reporta el mayor número de detenciones de infantes ilegales solos desde octubre de 2013.
Con base en un reportaje del periódico local Nogales Internacional, La Tribuna describe a La Bodega como un recinto dividido en espacios de poco más de tres metros, donde los apresados son atendidos acorde con sus edades.
Los niños internados allí se ven bien físicamente, pero sin ganas de sonreír y tampoco se les permite hacer ruido. Los más grandes cuidan a los más pequeños con edades que van desde los 12 hasta los 17 años, detallan las fuentes.
«Es un drama. Están en una bodega, duermen en contenedores de plástico, con una manta térmica como de papel de aluminio», describió antes el cónsul honorario de Honduras en Arizona, Tony Banegas, tras visitar ese espacio en Nogales.
El diplomático dialogó con 236 menores hondureños trasladados a ese centro, que está rodeado de alambre con púas, tras pasar de 10 a 11 días en Texas pese a que la policía de fronteras debe llevarlos en menos de 70 horas a las bases de donde serán deportados o entregados a sus familiares.

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