Buenos Aires, 8 oct (PL) El programa de alfabetización cubano Yo, si puedo se aplica hoy en Argentina en 18 de sus 24 provincias, desde la norteña y selvática Salta hasta la antártica Tierra del Fuego, con más de 26 mil alfabetizados.
Y este miércoles por primera vez desde su implementación en este país en 2003 tendrá lugar una graduación de titulados en el Congreso de la Nación.
Este grupo de graduados aprendieron a leer y escribir a través del Yo, si puedo, gracias a un trabajo cooperado entre el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrícolas (Renatea), del Ministerio de Trabajo y la Fundación Un Mundo Mejor Es Posible (Ummep), que coordina las misiones cubanas en Argentina.
Renatea y la Ummep sellaron a fines del 2013 un convenio de trabajo conjunto para llevar la luz del saber a zonas rurales pobres, en especial a los trabajadores agrícolas.
El programa también se despliega en zonas urbanas, en particular en barrios marginales, y la ciudad de La Plata, no es una excepción, ya que allí existen seis mil 94 personas que no saben leer ni escribir, señaló el servicio informativo InfoGEI.
Desde el 2009 se viene aplicando en La Plata el método cubano de educación popular para adultos, y en 2013 se empleó en centros o puntos de alfabetización en los barrios de Altos de San Lorenzo, El Retiro, San Carlos y en las localidades de City Bell y Arturo Seguí».
Este año continuaron las clases, y se proyecta llevarlo a nuevas áreas de trabajo en City Bell, Arturo Seguí, Altos de San Lorenzo, San Carlos, Los Hornos y Colonia Urquiza, que pertenece a la localidad de Melchor Romero.
Esas son algunas de las localidades platenses más afectadas por el analfabetismo, indicó InfoGEI.
Además, de los 26 mil alfabetizados en Argentina, el programa sirvió para la instrucción de más de seis millones de personas de Latinoamérica y la declaración de Venezuela, Bolivia y Nicaragua como países libres de analfabetismo reconocidos por UNESCO, destacó la fuente.
Yo, si puedo se confirma en Argentina
Como cubana me alegra que el método Yo sí puedo y la solidaridad hayan favorecido que más personas hayan podido disfrutar de uno de los derechos humanos más elementales: el derecho a la educación. Me siento orgullosa de mi «pequeño» país, de mi Gobierno, y del Gobierno argentino que ha puesto entre sus prioridades trabajar por los desfavorecidos de siempre.