Política de seguridad nacional de EE.UU es incoherente, dice NY Times

Washington, 25 nov (PL) Los problemas de Estados Unidos en la esfera militar tienen su causa principal en las incoherencias de la política de seguridad nacional del presidente Barack Obama, señala hoy un editorial del diario The New York Times.
El jefe del Pentágono, Charles Hagel, quien pidió su renuncia este lunes, no era precisamente un secretario de Defensa fuerte, y después de dos años en el cargo, parece que perdió la confianza del jefe de la Casa Blanca, añade el texto.
Pero él no tiene la culpa de las dificultades del estamento militar norteamericano, cuya estrategia ha sido en ocasiones demasiado cambiante en tiempos de crecientes desafíos internacionales, especialmente en Iraq, Siria y Afganistán, afirma el Times.
El exsenador republicano estuvo a veces eclipsado en su misión por el secretario de Estado John Kerry y por el militar norteamericano de más alto rango, el general Martin Dempsey, quien encabeza la Junta de Jefes de Estado Mayor de las fuerzas armadas estadounidenses.
La parte sustancial del problema de Hagel radica en que sus tareas iniciales se transformaron tras su designación, porque él fue seleccionado para supervisar un cambio hacia una política de tiempo de paz y de reducción de gastos bélicos, pero Estados Unidos está de nuevo frente a una guerra en Iraq, Siria y Afganistán.
Fue por eso que Obama al parecer decidió que no podía depender más de Hagel para liderar estas batallas que han provocado debates agudos dentro de la administración, y un factor detonante en ese sentido pudo ser un memorando en el cual el secretario de Defensa criticó la política contra Siria, añade el editorial.
Pero además de estas diferencias, a Hagel no le ayudó el hecho de que las directrices de seguridad nacional están altamente controladas por la Casa Blanca, y Obama basa sus decisiones en un pequeño grupo de asesores bajo el mando de Susan Rice, principal consejera en ese tema.
Ese proceso a veces provoca la emisión de señales contradictorias y dilatadas sobre la agenda de política exterior del país y la estrategia militar que se necesita para implementarla, lo que ha sido blanco de fuertes críticas por parte de congresistas demócratas y republicanos, subraya el editorial.
Washington inició el 8 de agosto pasado una campaña contra agrupaciones del Estado Islámico en Iraq, y el 23 de septiembre comenzó una operación similar para destruir objetivos yihadistas en territorio sirio, sin la anuencia de las autoridades de Damasco.
Estos ataques han costado al país más de 776 millones de dólares y no han logrado detener la ofensiva de los fundamentalistas.
Obama solicitó oficialmente el 7 de noviembre al Capitolio cinco mil 600 millones de dólares para continuar la contienda y anunció además el envío de mil 500 soldados adicionales a Iraq, que se suman a una cantidad similar que están ya en el teatro de operaciones en misiones de entrenamiento y seguridad.

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