“Calypso” o Mando Único

Guillermo Robles Ramírez
Por: Guillermo Robles Ramírez

El mando único propuesta desde el gobierno calderonista, presentada en octubre del 2010 durante la administración de Felipe Calderón para disolver a policías municipales y estatales a un mando único, nunca prosperó en donde su fin se trataba de la coordinación operativa.

El ahora presidente Enrique Peña Nieto, reconoce su éxito en el operativo de seguridad “CONAGO”, informándose que en el 2011 con casi más de 4 mil detenidos, 37 bandas criminales desarticulas y 1,500 vehículos robados fueron recuperados entre el 13 y 20 de junio de ese mismo año gracias a la participación de 310 mil agentes de seguridad integrados al comando único.

A la fecha existe resistencia por muchos alcaldes y gobernadores a querer unirse al “Comando Único”, en donde muy independiente de sus motivos ahora son amenazados en perder el Subsidio Para la Seguridad en los Municipios también conocidos por sus siglas SUBSEMUN, que es entregada por la federación.

A lo cual hasta ahorita el único alcalde coahuilense Evaristo Lenin Pérez, ha justificado conducentemente que no se trata de un capricho en su caso sino todo lo contrario, se trata de un acto anticonstitucional puesto que el artículo 115 constitucional les da a los municipios la facultad de velar por su seguridad pública. En lo que a lo personal también estoy de acuerdo, pero a lo que no estoy de acuerdo es el castigo de no unirse al “Mando Único”, es la amenaza de perder el SUBSEMUN puesto que es un recurso que es siempre necesitado por los municipios.

Pero por otro, lado hay muchos municipios de la República en donde no se ven avances en este rubro, simplemente en nuestra entidad los robos a domicilios en Saltillo, Torreón y Piedras Negras principalmente, son más, viéndose mal e impotentes los policías municipales a detener y combatir a los rateros.

Las habilidades de los amantes de lo ajeno se han hecho cada vez más sofisticados siendo eficaces sus estrategias de robo donde la participación ya no es de una persona sino de varias.

Esta mini organización comienza desde el albañil, que estudia los movimientos de los miembros de la familia, como son el horario de entrada y salidas de la casa, quién la cuida, cada cuando salen los fines de semana o vacaciones.

También existen en el caso de los fraccionamientos privados que los informantes resultan ser precisamente a quienes se les confían el resguardo de la residencia, es decir, los vigilantes de las casetas de entrada a éstas colonias bardeadas alrededor de todo su perímetro.

Otro de los participantes es gente que se infiltra dentro de los negocios de mensajería y carteros, que también se dan cuenta si algún hogar se encuentra deshabitado o qué tipo de sistema de seguridad cuenta.

También los famosos mochileros haciéndose pasar por albañiles, lava coches o mecánicos automotrices ofreciendo sus servicios timbrando en las viviendas y dándose cuenta quienes abren o no como indicativo si están o no en su interior.

Cada vez es mayor la manera inimaginable que estas ratas de dos patas pueden sacar la información hasta haciéndose pasar como pordioseros pidiendo un taco y cuando se les das se enojan teniendo todavía la desfachatez de pedirte dinero y tirando la comida al suelo.

Pero no solamente han crecido los robos sino también para que no se diga que no hay igualdad en géneros, cada vez es más recurrente observar que mujeres participan al igual que los hombres en este tipo de raterías y tampoco se andan con rodeos sino hasta en ocasiones son más bravas, violentas e inteligentes para planear el latrocinio.

Obviamente que a todos les toca una parte desde la persona que lleva la información para marcar el domicilio a robar hasta las patrullas que se dan sus rondines o simplemente se hacen de la vista “gorda” prefiriendo estar ligando a las chicas que trabajan de limpieza en las residencias o están haciéndole de galán con las chavas repartidoras de periódicos.

Una vez neutralizada la ineficiencia de seguridad pública comenten su robo perfecto llevándose todo aquello vendible en el mercado negro pero para abaratar costos en la operación ilícita son involucrados menores de edad por la sencilla razón que no les pagan mucho, son más agiles para correr y por su tamaño caben en boquetes chiquitos o alguna ventana la cual fue vencida por medio de un gato hidráulico que por muy anclado que esté en la pared primero destroza el muro antes de vencer la herrería de protección, agregando la “protección” que les dan nuestras leyes que por ser menores de edad, no pueden ser sujetos a proceso como adultos, aunque delinquen como mayores de edad.

La situación es tan alarmante que la propia Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, se ha mostrado sorprendida por el alza en los ladroncillos caseros. Las tácticas y planes para combatir a la delincuencia domiciliaria en la entidad por parte de las policías municipales de Coahuila, han resultado negativas, al menos es lo que demuestra el exagerado número de robos que diariamente se cometen en los domicilios.

El general Marco Antonio Delgado Talavera, fue el primer militar que en Coahuila sustituyó a un civil como Director de la Policía Municipal en la ciudad de Saltillo. Después le siguieron Monclova, Piedras Negras, Ramos Arizpe, Torreón y Acuña, siendo la intención de que la totalidad de mandos policíacos en los 38 municipios coahuilenses quedara en manos de militares retirados proyecto que se le llamó “Calypso” por quien vendió y trajo esa “novedad” o negocio.

Hay la creencia de que los militares pueden resultar más eficientes y efectivos en el combate de la delincuencia además de la casera o domiciliaria, que en la organizada es decir la dedicada al tráfico de drogas.

Por tanto, está en juego esa suposición y firme creencia, aunque al menos hasta el momento por lo que hace en el combate a los narcos, la milicia ha rendido buenos dividendos.

Falta ahora que los militares seleccionados para llevar los mandos policíacos municipales, demuestren que son mejores que los civiles, porque por lo pronto, las ratas los han rebasado.

A saber, la imposición de meter como jefes policíacos municipales a militares, fue del gobierno federal, siendo cuestionable ese punto de vista, pues hay quien y quienes consideran que no son iguales las tácticas de autoridades civiles de combate a las ratas de dos patas que las llevadas a cabo por militares y por lo pronto, en Coahuila se está demostrando que los mandos militares han sido rebasados por los delincuentes caseros.

Sería bueno intentar el “Mando Único” para ir descartando opciones y poder afirmar o descalificar este proyecto como efectivo o no.

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