Guerra de papel: Filosofía pura de distinguida dama con miras al Constituyente 2017

Considera que la formación del Grupo del Constituyente 2017, no dejará de ser una acción temerariamente facciosa

POR: BLAS A. BUENDÍA

Primero es lo primero: cuando se acata la ley y se sigue la normatividad, la equidad flota y la armonía se respira…
Para qué cambios, o nuevas leyes si no se han respetado las básicas, solo bla…, bla…, y populismo mediocre….
Es enteramente cierto. No es cualquier lucubración, mucho menos que se trate de ironizar con epítetos que no vienen al caso destacar, sino por el contrario, valorizar los sentimientos democráticos de las nuevas generaciones de mexicanos que buscan de su país mejores perspectivas económicas, políticas y sociales, en las eternas épocas de crisis.
Es la consideración de distinguida dama que en el marco de una filosofía pura, considera que la formación del Grupo del Constituyente 2017, no dejará de ser una acción temerariamente facciosa, ordenada y manipulada por mentes retrógradas que no buscan el bienestar, sino protagonizar una intensa lucha de clases y esferas sociales.
La distinguida dama -cuya identidad se omite por cuestiones de seguridad personal, ya que los delitos cibernéticos están a la orden del día-, precisa que el desarrollo de Internet no solo es una arma filosófica, sino una “doble navaja”, ya que está documentado que mentes criminales, desde las sombras, cobardes cuán gallinas espantadísimas, emiten posturas abyectas.
La introducción de esta nueva entrega es por la sencilla razón de tocar el tema del Constituyente 2017, toda vez que en la víspera de la conmemoración del Primer Centenario de la Constitución Mexicana, se sigue analizado sistemáticamente el tema que muchos lo han confundido en proponer todo tipo de conjugaciones y/o proyectitos que solo corresponden a una mecánica de realizar “puras lucubraciones de cartitas magnas”.
Pese a que la distinguida dama a quien identificaremos como “De la A, a la Z”, hace una analogía certera: “Primero es lo primero, cuando se acata la ley y se sigue la normatividad, la equidad flota y la armonía se respira…”
Y con esa espiritualidad, se conjuga el término “seguridad”, que en palabras llanas, corresponde a gozar de la “ausencia de peligro o riesgo” y/o una “sensación de total confianza que se tiene en algo o alguien”, toda vez que «es bueno tener seguridad en sí mismo; juega con aguante y seguridad; tener un perro guardián en casa me da seguridad”, según la metáfora.
‏”De la A, a la Z”, cuando deduce: “Para qué cambios, o nuevas leyes si no se han respetado las básicas, solo bla…, bla…, y populismo mediocre….”, efectivamente tiene extraordinaria razón.
Primero: los cambios o el establecimiento de nuevas normas legales, deben ser el ángulo rector de cualquier nación que se jacta de ser brillantemente democrática, que respeta y se ciñe a sus leyes.
Y segundo: no existe ninguna razón crear figuras o “elefantes blancos” que solo servirán de ornamento en un sistema que, más que corrompido y caduco, ni siquiera asimila por el respeto de sus leyes básicas, más sin embargo, retroalimenta el ego de un populismo que tropieza en la mediocridad y aterriza en fangoso terreno del engaño.
Entonces, ‏”De la A, a la Z”, tiene palpitante razón… de nada servirá crear figuras legales cuando las actuales, las mafias del poder, de cualquier facción, son los precursores de violentar el Estado de Derecho, con una pasmosa y ensordecedora impunidad. “La misma gata…, pero un tanto más revolcada”, presume la voz populi.
El paraguas de la impunidad se extiende en su más amplia circunferencia, cobijando a una casta de iluminados que cree que el resto de la población, es un cuerpo interdicto, que no hace nada por defender sus derechos, y mucho menos se preocupe por defenderlos.
La defenestración en contra de quienes piensan diferente, son objeto de la inseguridad porque ya no hay lugar dónde vivir tranquilo cuando la sociedad ha caído en un vacío de mimetización, en un hoyanco sin fin, cero gobernabilidad.
Es decir, desde las altas esferas del poder, la censura hoy en día es más temerariamente aplicada, congelando particularmente portales de Internet y controlando los medios de impresión que no se ajustan a los “ideales” extranjerizantes, que yacen en territorio ajeno, ordenando y gobernando a los endebles gobiernos federales de cada nación.
México no está exento de ese peligroso intervencionismo que viene atentando contra la democracia misma. Los delitos cibernéticos gubernamentales también destruyen la armonía democrática y el fortalecimiento por la libre expresión.
La autonomía de las ideas, avalada por la Constitución Política de los Estados Unidos, sus leyes segundarias fundamentadas Jurisprudencialmente, deben prevalecer intactos.
Si bien es cierto que toda Constitución establece las condiciones sociopolíticas, regulando el orden, es la ley fundamental de un Estado, con rango superior al resto de las leyes, que define el régimen de los derechos y libertades de los ciudadanos y delimita los poderes e instituciones de la organización política.
También es designada con las expresiones «carta magna» o «ley fundamental». En cuanto norma jurídica suprema de un Estado de derecho, establece el origen de la soberanía en la nación o el pueblo (soberanía nacional, soberanía popular), reconoce los derechos fundamentales (o derechos constitucionales) y los mecanismos de participación y representación política, establece la forma de Estado (en cuanto a su organización territorial), la forma de Gobierno (o régimen político) y el sistema político; particularmente al fijar los límites y controles a que se someten cada uno de los poderes del Estado y definir sus filiaciones y equilibrios, a través de la división de poderes, integrados por los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
La norma o, en su caso, el conjunto de normas constitucionales, son las que determinan las bases del ordenamiento jurídico; especialmente la organización de los poderes públicos y sus competencias, los fundamentos del sistema económico y las relaciones sociales, los deberes y derechos de sus ciudadanos.
La Constitución de 1917, jamás estará por debajo de cualquier otro bodrio que quiera imperarla a la conveniencia de los “illuminatis” mexicanos, simuladamente conducidos por abyectos o fútiles tratados extranjerizantes.

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