Descifran códigos de la supuesta ‘primer computadora’ en la historia

Atenas, 10 jun (PL) Tras 11 años de investigación, los científicos descifraron las inscripciones del famoso mecanismo de Anticítera, identificado como el primer ordenador digital de la historia, se conoció hoy.
Con la ayuda de un tomógrafo especial, fabricado en el Reino Unido exclusivamente para esta investigación, los expertos entendieron los textos escritos con letras de tan solo dos milímetros, incrustadas en las partes laterales del cajón de madera que constituye el mecanismo de Anticítera.
Para la lectura de cada carácter fueron necesarios 20 cortes tomográficos, explicó el especialista en paleografía, Agamemnon Tselikasa.
El equipo de científicos de las universidades de Atenas, Salónica, Cardiff y Nueva York hicieron una descripción completa del funcionamiento del mecanismo con el objetivo de entender su finalidad y ver cuáles son las partes que aún no se han encontrado.
La lectura permitió identificar que el «ordenador» incluía un planetario completo todavía desaparecido, fabricado, entre otras cosas, para explicar el universo, señalaron los especialistas.
En la parte frontal de esta máquina hay un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de ancho y ocho de profundidad, dentro contiene dos círculos, uno para el zodíaco y otro para el calendario egipcio.
El lateral poseía un botón que al girarlo ponía a funcionar una treintena de engranajes colocados sobre 10 ejes encargados de accionar las manecillas de los dos círculos.
Mediante este mecanismo, y a partir de las posiciones planetarias, en un momento concreto se podían predecir eclipses solares y lunares con hasta 19 años de antelación, afirmaron los científicos.
Aunque no se han identificado los constructores y propietarios, los investigadores aseguran que en el mecanismo de Anticítera y en sus inscripciones está todo el conocimiento en materia de física, ingeniería, astronomía y matemáticas del siglo I antes de nuestra era.
Anticítera fue hallado en 1900 por buzos colectores de esponjas, originarios de la isla de Dodecaneso, Symi, en Grecia.
Hasta 1972 habían descifrados tan solo 923 caracteres de las inscripciones, mientras que el equipo actual consiguió leer tres mil 400.

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