Por Irma Gallo
(N22) Tras la muerte de su padre, Eliza Puente, abogada litigante con 20 años de carrera comenzó una suerte de diario dirigido a él, que después de varias lecturas (propias y de editores) se convirtió en su primera novela: Respirando agua.
“Fue una cuestión que más que idearla o planearla fue por necesidad. Tenía mucha necesidad de escribir. En ese momento estaba trabajando en una novela histórica pero ya no pude conectar con el tema por la cuestión del duelo, y empecé a escribirle a mi papá”, comentó Puente.
La escritora describe su trabajo como un gusto que guardaba pero que tuvo que mostrar al mundo, «siempre escribía de closet: lo leía yo, lo disfrutaba yo y ahí se quedaba. Llegó un punto donde le perdí las ganas al litigio y era una necesidad ponerme a escribir».
Un accidente que provoca la invalidez total de su hermano, es el antecedente a la muerte súbita del padre, que Puente narra también en esta novela testimonial.
“Considero que sí, fue algo que marcaba más el duelo de mi padre porque nosotros reajustamos toda nuestra vida, desde las dinámicas más esenciales hasta las más grandes como familia para incorporarlo a él a la cotidianidad que le era complicada en todos los sentidos. Entonces, el jefe de ese equipo, la cabeza de ese equipo que formamos, era mi papá. Y era como el gran guardián de mi hermano”.
Respirando agua está publicada bajo el sello Libros del Marqués.