· Habrá interesantes narrativas de los caminos de Nahui Olín, José-José, los pasajes de los famosos futbolistas como Hugo Sánchez; las “briagas apocalípticas” de indomables boxeadores; la carrera artística de actrices y cantantes; un retrato hablado del entrañable Tin-Tán, y una infinidad de etcéteras…
· Todo esto en la Feria Universitaria del Libro de Pachuca, Hidalgo, que el viernes 26 de agosto comenzará su XIX Edición
Por: Blas A. Buendía
Será un extraordinario mosaico de contrastes y epopeyas que se han suscrito con el correr del pasado, en la ya famosa Feria Universitaria del Libro-2016, que se exhibirá en el Polideportivo Carlos Martínez Balmori de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, del 26 de agosto al 4 de septiembre próximo.
Y con la premisa de que a los mexicanos no nos gustan mucho los triunfadores, pero que estamos dispuestos a dispensarles nuestra simpatía si posteriormente caen en desgracia, el libro de editor Los Indomables, expone a una oncena de autores que relatan el cénit y ocaso de otros tantos ídolos o luminarias del olimpo nacional.
El libro, coordinado por Julio Patán y Alejandro Páez Varela, forma parte de un colectivo y con una exacta galería de antihéroes que, como dice Patán en el prólogo: “Aquellos que llegaron al filo de la pared, se asomaron a la tierra de las oportunidades que los esperaba del otro lado y decidieron regresar al punto de partida con un clavado de cabeza”, y que tuvo su origen en la idea del editor de Planeta, Gabriel Sandoval para dejar a los autores, entre cuentistas, novelistas, ensayistas e historiadores, trabajar con entera libertad textos inéditos desde su muy particular vertiente de interés.
Entre los escritores se encuentran Julieta García González, narradora y articulista quien dedicó su pluma a retratar a Nahui Olín; Alejandro Hernández, escritor y periodista, quien se encargó de retratar a Nahui Olín José-José; Jorge F. Hernández, historiador, hizo un retrato de la fiesta brava a través de las cimas y abismos de Rafael Osorno, un novillero que realizó una faena el 30 de agosto de 1942 que jamás pudo igualar.
Daniel Krauze, el joven literato de la dinastía de Letras Libres, se ocupa de Hugo Sánchez, máxima joya futbolera nacional y el benjamín de los escritores Krauze deja caer esta reflexión: “Sin importar los motivos detrás de su éxito, ¿cómo recordar al máximo héroe de nuestro deporte más popular?”.
Lucha Reyes, la cantora de ranchero y creadora de una leyenda por su calidad interpretativa y azarosa vida, es retratada por Mónica Lavín, diestra en la narrativa quien, ante el silencio de la hija de Lucha Reyes tras la muerta de ésta última, se diseña un discurso que con base en una indagación exhaustiva, da voz y aliento a lo que María de la Luz, aquella niña que encontró muerta a su madre, pudo haber dicho.
Elmer Mendoza, por su parte, afamado escritor de la novela del norte, la novela del narco, escribe un texto como juego de espejos en el que trata de revelar a un Tin-Tán joven, en sus primeros experimentos con la soledad, con la angustia, consigo mismo, reflejos que permiten al lector comprender las crestas y hondonadas del comediante.
Exquisito como es, Alejandro Páez Varela, narrador y periodista, cómplice de Jorge Zepeda Patterson en el sitio de periodismo digital Sinembargo, se encarga de desmenuzar las corcheas del alma atormentada por la soledad de Silvestre Revueltas, a quien sitúa por encima de Carlos Chávez, sin dejar de lado esa parte comprometida, consciente y revolucionaria del músico, miembro de una familia signada por el talento y la tragedia.
Adorador del ring, Julio Patán no desaprovecha la oportunidad de hacer un recorrido a través de algunas historias de grandes ídolos caídos del box al comenzar, su texto con Rubén Olivares y al mismo tiempo describir una estampa del México de esos años, de sus costumbres, de lo que la gente veía en el cine.
Patán también trae a la memoria el tiempo y desventuras de Rodolfo “Chango” Casanova y “sus briagas apocalípticas”; de Luis Villanueva, “Kid Azteca” para rematar con “El Toluco” López mientras traza paralelismos con otros paradigmas de la desgracia como Ricardo “Pajarito” Moreno; también menciona, entre otros, a los que sí se disciplinaron: Raúl “Ratón” Macías, y el actual Ricardo “Finito” López. Patán así pinta el mosaico de contrastes del mundo boxístico.
Alejandro Rosas, historiador famoso y polemista televisivo se da a la tarea de reconstruir la vida y el México de la primera mitad del siglo XX a través de la historia de La Madame más célebre de la historia de nuestro país, Graciela Olmos, La Bandida, bohemia meretriz autora de La Enramada, en cuya casona-burdel de las calles de Durango 247 de la Ciudad de México confluyeron los políticos y la élite más poderosa del país de las décadas 40 y 50 del siglo pasado.
Un personaje casi desconocido por los millenials, “el admirable profesor Zovek”, es tratado por el escritor, también de linaje de periodistas y escritores, Benito Taibo, quien reconstruye la vida cotidiana del México de los años 70, de sus costumbres a través de la emblemática vida de un escapista que murió trágicamente y llegó al pináculo de la popularidad a fuerza de pura voluntad.
Cierra el volumen Naief Yehya, ensayista, narrador y periodista cultural, autor, entre otros, del libro de relatos “Historias de mujeres malas”, y quien retoma a Miroslava, actriz extranjera adoptada por cine mexicano en los años 50, algunas veces identificada como la Marilyn Monroe mexicana, por su legendaria belleza y su funesto final.
Estas once epopeyas personalísimas conjuntadas en el volumen de 195 páginas y editado por Planeta -lo bueno y breve, dos veces bueno-, bajo el título Los Indomables.