En plena campaña presidencial y luego de un fuerte sismo, los estadounidenses celebran el Día del Trabajo

Los norteamericanos celebran hoy el Día del Trabajo, como cada primer lunes de septiembre, esta vez tras la afectación de fenómenos naturales y con la apatía habitual ante las elecciones.

Washington, 5 sep (PL) Estados Unidos disfrutó de un fin de semana largo, como preámbulo de esta conmemoración que en otras naciones tiene lugar el 1 de mayo en homenaje a los obreros masacrados en Chicago en 1886.

Las jornadas festivas estuvieron afectadas por un terremoto de 5,6 grados en la escala de Richter en Oklahoma, que se sintió además en Missouri, Arkansas, Iowa y en algunas localidades desde Nebraska hasta el norte de Texas.

Expertos en el tema atribuyen las causas de los movimientos telúricos en Oklahoma al traslado de agua no reutilizable que queda al final del proceso de producción de petróleo y gas.

Por otra parte, en los últimos días afectó el sureste del país el fenómeno meteorológico Hermine, que surgió en el golfo de México, golpeó el estado de Florida el viernes como huracán categoría uno y después se debilitó a la altura de Georgia.

Hermine provocó la muerte de dos personas y dejó a miles de usuarios sin electricidad desde Florida hasta Virginia, además de arruinar los planes de quienes pensaban pasar el fin de semana en las playas de la región.

También en estos días de asueto, los estadounidenses sufrieron los embates de la campaña electoral, que algunos estiman es la más sucia de las últimas décadas, y todo el barraje de información sobre los altibajos de la candidata demócrata Hillary Clinton y su rival republicano Donald Trump en las encuestas.

Aunque hay pocas cifras hasta ahora sobre el posible nivel de indiferencia de los ciudadanos para los comicios generales del 8 de noviembre, todo parece indicar, según pronóstico de instituciones especializadas, que el abstencionismo será uno de los protagonistas principales, al igual que en años anteriores.

En los elecciones de medio término de noviembre de 2014, la asistencia a las urnas fue la más baja desde la Segunda Guerra Mundial, pues apenas 36,4 por ciento de los votantes registrados cumplieron con este deber ciudadano.

Solo 58 por ciento de los estadounidenses habilitados para emitir el sufragio lo hicieron en las presidenciales anteriores (2012) y alrededor de 60 por ciento en las de noviembre de 2008, cuando resultó electo Barack Obama.

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