La corresponsal de RT, Yana Yerlashova, vuelve a Estados Unidos en 2016 para comprobar cómo se siente el ciudadano de a pie y cómo contempla el futuro y observa que la población estadounidense sigue sufriendo de estrés postraumático y que las palabras ‘libertad’ y ‘democracia’ no les suenan ahora igual que antes.
“Recordemos como era EE. UU. antes del 11.S. La gente era más despreocupada, no pensaba en el terrorismo ni en la guerra ni en los ataques”, comenta el neoyorkino John Varoli. “Es trágico es que muchos estadunidenses aún permanecen en estado de negación. No quieren hablar del 11-S, no quieren recordarlo”, añade.
Según Varoli, actualmente “hay siempre más sospechas hacia los extraños”. “Cada uno mira a los otros como a una posible amenaza, tal vez hasta como a un terrorista. Eso está penetrando en las mentes a nivel subconsciente. Existe esa idea de que si uno ve algo, debe comunicarlo”, lamenta.
Garry Smiley, superviviente del 11-S y exbombero, sostiene que la palabra ‘terrorismo’ no hace referencia solamente al acto en sí mismo sino al miedo. “Odio reconocer esto, pero se lo han ganado”, lamenta Smiley, quien cuenta que en una ocasión, debido a que tuvo “un presentimiento muy fuerte”, no dejaron volar a una persona.
“Si no tuviera una familia, no estaríamos teniendo esta conversación ahora. Habría acabado con mi vida hace tiempo porque fue muy doloroso”, confiesa.
EE.UU. pre 11-S
“Antes del 11-S teníamos una verdadera tradición de derechos humanos y democracia. Vengo del viejo EE.UU., donde no se podían poner cámaras de vigilancia, era considerado anticonstitucional y una invasión de la privacidad”, comenta Varoli.
Por el contrario, destaca el neoyorquino, actualmente la policía puede derribar tu puerta e irrumpir en tu casa con armas, tirarte al suelo y amenazar a tu familia sin ninguna orden de registro. “Con el pretexto de las medidas antiterroristas, pueden hacer todo lo que quieran. Y uno tiene que aceptarlo, así es la nueva realidad, el nuevo EE.UU.”, indica.
¿Por qué EE.UU.?
Muchos estadounidenses se preguntan por qué su patria fue objetivo del ataque. “¿Por qué tenemos tantos enemigos? ¿Por qué nos odian? ¿Nadie quiere plantearse esta discusión aquí. Creamos ese monstruo en Afganistán. Los armamos y los entrenamos. Les envalentonamos, les dimos apoyo, y luego se volvieron contra nosotros”, denuncia Varoli.
Paola Madrid, una psiquiatra que se dedicó a prestar apoyo postraumático a las víctimas, comenta que “la idea en sí de la guerra contra el terrorismo es repulsiva […] Cuando no sabemos cuál es nuestro objetivo, cuando se llevan a cabo ataques sin basarse en los hechos, y al contrario, en nociones preconcebidas o en ideas que teníamos acerca de alguien a quien queríamos apuntar de todos modos…”, prosigue.
“Aquí estamos: el imperio más poderoso y no podemos defendernos de un pueblo que vive en las cavernas. ¿Por qué no podemos pararlos? ¿Por qué sigue durando esta guerra quince años después? Personalmente, creo que, llegados a este punto, es porque es un negocio”, concluye Varoli.