Roma, 31 ene (PL) Por su proyecto cultural original, sostenible e inclusivo, la ciudad siciliana de Palermo fue declarada capital italiana de la cultura para el 2018, anunció hoy el ministro de Bienes Culturales y Turismo, Darío Franceschini.
A la capital de Sicilia se le reconoce además la reactivación de la cultura en general, su patrimonio artístico, el paisaje, la calidad de la gastronomía, junto a la creación de nuevos servicios para los ciudadanos y el turismo además del desarrollo de eventos internacionales.
El jurado, compuesto por siete expertos en el campo de la cultura, las artes, el desarrollo territorial y el turismo evaluó primero 21 nominaciones y luego, de una lista de 10 escogió a Palermo.
Quedaron en el camino Alghero, Aquileia, Comacchio, Herculano, Montebelluna, Recanati, Settimo Torinese, Trento y la Unión de Municipios Elimo Erice.
«Hemos elegido para premiar la ciudad que ha sido capaz de dibujar en la forma más amplia y sostenible un proyecto cultural que esperamos sirva de inspiración para los próximos años», declaró en la ceremonia de reconocimiento, Stefano Baia Curioni, presidente del jurado.
Curioni también destacó que no fue un concurso de belleza, sino un premio a la capacidad de transformar la cultura en la ciudadanía, y la capacidad de la cultura para crear la transformación.
La iniciativa de elegir cada año a una ciudad como capital de la cultura de Italia tiene dividendos importantes, tal como ocurrió en Mantua, en la región de Lombardía, en 2016 la cual duplicó el número de visitantes y despunta en este 2017 Pistoia, en la región Toscana, con un incremento del 17 por ciento en lo que va del año.
El título nació cuando en 2015 hubo un desenfreno en todas las ciudades por convertirse en capital europea de la Cultura de 2019 (asignado a cada país de la Unión Europea cada 14 años), título ganado por Matera, la segunda ciudad de la región de Basilicata, al sur de Italia.
Para el ministro italiano de Bienes Culturales y Turismo uno y otro ejemplo muestran cómo el título italiano de la capital de la cultura es capaz de poner en marcha un mecanismo de diseño virtuoso y promocional de la ciudad, con la participación de todas las realidades económicas y los territorios.