Guatemala, 20 abr (PL) El exgobernador del estado mexicano de Veracruz Javier Duarte optó por continuar en una cárcel militar en Guatemala hasta que llegue la solicitud formal de extradición del Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Sus declaraciones ante el Tribunal Quinto de Sentencia Penal por Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Guatemala poco sorprendieron a los presentes este miércoles en la Sala de Vista del piso 11 de la Torre de Tribunales.
Sin embargo, alentaron el debate respecto a la libertad con la cual pudo elegir quien era buscado hace seis meses hasta por la Policía Internacional (Interpol).
El político, de 43 años de edad, es acusado en su país de presunta delincuencia organizada y lavado de dinero u operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Pero también es vinculado a sangrientos asesinatos por parte de cárteles narcotraficantes, varios casos de desaparición forzada y el asesinato de una veintena de periodistas, crímenes que pesan más que todos los millones de dólares que se agenció en esos años a partir de maniobras turbias.
A pesar de la persecución penal en su contra por esos hechos, la exautoridad edilicia (2010-2016) por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) -el mismo de Peña Nieto- pudo evadirse e ingresar de manera irregular a Guatemala.
En consecuencia, pudo haber sido deportado tras su captura el sábado, en un hotel de Panajachel, en el suroccidental departamento de Sololá, por parte de la Policía Nacional Civil y de la Interpol en Guatemala. Empero las autoridades mexicanas decidieron proceder en este caso conforme el tratado bilateral de extradición (2005), en virtud del cual pudiera demorar hasta un año la repatriación del exgobernador de Veracruz.
Y es que de acuerdo con ese convenio, México tiene 60 días para presentar de manera formal su petitorio con toda la documentación requerida, el Gobierno de Guatemala debe dirimir, el detenido puede apelar, y así un largo etcétera que complicaría la trama por un tiempo más.
Frente a ese panorama, varias voces insisten en que pareciera no preocupar que el exgobernador quedara a merced de la controversial justicia guatemalteca durante una temporada, lo que supondría una retardación mayor del proceso penal en su contra y de la aplicación de justicia requerida por muchas personas.
Durante la vista de este miércoles el juez guatemalteco Adan García dejó bien claro que a Duarte no se le juzgará en este país y que esa audiencia apenas era parte de los trámites en el largo proceso de repatriación.
Conforme con ello, el exgobernador veracruzano afirmó que no se opondrá al proceso oficial para regresar a su país, pero definió que esperará en la cárcel del Cuartel Militar San Rafael de Matamoros, en esta capital, a que el Gobierno mexicano formalice la petición de extradición.
Reconoció que llevaba seis meses viviendo en territorio guatemalteco de manera ilegal y declaró que «en este momento no puedo allanarme sino hasta que llegue la solicitud formal de extradición y sea evaluada por mi defensoría».
Tal respuesta, dada luego de escuchar por una hora el informe de la imputación hecha por las autoridades mexicanas contra Duarte, pareció a algunos de los presentes medio ambigua y dilatoria, probablemente en espera de eventuales acontecimientos a su favor.
No obstante, el político -quien llegó al recinto ataviado con chaleco antibalas y rodeado de un aparatoso dispositivo policial, conformado por unos 20 agentes- ya no mostró la cara risueña y hasta irónica exhibida en los momentos de su captura en Panajachel y más bien parecía algo agotado.
Cuando menos, Duarte no es el mismo que al ser sindicado por un juez federal en octubre de 2016 aseguró ante las cámaras de Televisa que lejos de huir de México, daría la cara a la justicia para dejar por tierra las «infamias, calumnias que no tienen sustento» en su contra.
Más bien, ante la insistencia de los periodistas este miércoles, persistió en mantener silencio y la inexpresividad en el rostro.
Mientras, el ministro de Gobernación de Guatemala, Francisco Rivas, insiste en que está en curso una investigación para dar con los cómplices de Duarte y con las probables propiedades, cuentas bancarias y otros bienes que pudiera tener en este país.
Javier Duarte y la libertad de elegir continuar preso en Guatemala
Por Isabel Soto Mayedo