En México, sólo un 8.7 por ciento de las mujeres adultas mayores está pensionada o jubilada, o recibe pensión por viudez, a diferencia de los hombres, donde una cuarta parte recibe una pensión, reveló la Comisión Nacional del Ahorro para el Retiro (Consar).
En el Día de las Madres, indicó que la situación de la mujer en la sociedad mexicana tuvo avances significativos durante las últimas décadas, pero persisten importantes retos para lograr una verdadera equidad de género y mejorar su calidad de vida en la vejez y para ello es necesario tener autonomía financiera.
“La vulnerabilidad de las madres en temas pensionarios no se debe a una actitud pasiva de las mujeres, sino a que muchas de ellas dedican la mayor parte de su vida productiva a ser madres y a realizar actividades domésticas no remuneradas, pero indispensables para su núcleo familiar”, apuntó.
Por medio de un documento titulado “Cómo ser mamá, ama de casa y retirarse como las grandes”, la Comisión destacó que durante su vida productiva, la actividad más frecuente de las mujeres es el trabajo no remunerado, pues el 62.8 por ciento de ellas se dedican a los quehaceres domésticos, actividad que realiza solamente 8.0 por ciento de los hombres.
Lo anterior genera que la principal fuente de ingresos de las personas adultas mayores sean “las transferencias” en el caso de las mujeres (59.3 por ciento), mientras que para los hombres es el ingreso por trabajo o negocio (58.4 por ciento); en ambos casos, los ingresos por trabajo bajan conforme sube la edad y cobran mayor importancia las transferencias y los programas sociales.
Los factores que desfavorecen el ahorro para el retiro de las madres y amas de casa son la especialización por género del trabajo en el hogar, pues la vida laboral de las mujeres es corta e interrumpida por los embarazos y el cuidado doméstico.
Añadió que esto “ha representado el principal obstáculo para la participación de las mujeres en el mercado laboral formal. No sorprende, por tanto, que el sector informal en México tenga rostro femenino pues es ahí donde buena parte de las madres mexicanas dedican su actividad cotidiana”.
Más aún, dedicarse de manera exclusiva a las tareas del hogar (60 por ciento de las mujeres lo hace), puede suponer un obstáculo para el ahorro, la inclusión financiera e incluso la comprensión de algunos conceptos financieros básicos.
Otro factor que limita el ahorro de las mujeres son las diferencias de sueldos y oportunidades, porque ellas reciben menores remuneraciones que el hombre por el mismo trabajo. Además, las actividades profesionales requieren, entre otras cosas, la capacidad de realizar viajes, largas jornadas y tiempo fuera de casa, tareas que por la naturaleza del rol familiar de las madres, siempre les resultan más complejas.
Por otro lado, la baja densidad de cotización, que también es menor en las mujeres, significa que del total de la vida activa laboral de una persona, las mujeres cotizan menos tiempo que los hombres a algún sistema de seguridad social y, por tanto, acumulan menos recursos y menos semanas de cotización, limitando la pensión a la que podrán aspirar.
Una mayor esperanza de vida es otro factor. Las madres mexicanas, muchas de ellas dependientes de sus parejas, deberán enfrentar la realidad de una mayor esperanza de vida y, por tanto, el reto que supondrá contar con recursos suficiente para sufragar una más larga etapa del retiro.
Existen factores culturales que disminuyen la intención del ahorro entre las mujeres. El principal es transferir a la familia la responsabilidad de su manutención en la vejez; se estima que 56 por ciento de las mujeres espera financiarse con la pensión de su cónyuge y 35 por ciento con apoyos de algún otro familiar.
Sin embargo, factores como la disminución en el número de hijos que tienen actualmente las parejas (promedio de seis hijos en 1960 a dos en el 2015) limitarán la disponibilidad de recursos familiares para apoyarlas.
Para comenzar a construir un patrimonio pensionario, la Consar recomienda informarse lo antes posible sobre los temas vinculados al retiro y planear las metas de ahorro para el futuro con la debida anticipación; acercarse a una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore) para pedir asesoría y realizar proyecciones.
Si se trabaja por cuenta propia, también se puede empezar a ahorrar para el futuro e informarse sobre las opciones que tienen las Afores para los trabajadores independientes y subrayó que entre más pronto se empiece a ahorrar para el futuro mayores son los beneficios.
También recomienda guardar lo que sobre del mercado o el súper y aportarlo voluntariamente en la Cuenta Afore y enseñar a los hijos el hábito del ahorro y empezar a construir con ellos su futuro pensionario.