Caracas, 24 jun (PL) En cualquier país del mundo atacar una base aérea debe desencadenar acciones adversas contra los agresores, menos en Venezuela, donde llueven las críticas contra el gobierno.
Hay controversia en las calles, donde algunos consideran que este tipo de acción persigue destruir la unidad cívico-militar, sustento del Gobierno Bolivariano, mientras otros la justifican alegando que son acciones pacíficas y que las respuestas de los responsables del orden son las violentas.
El viernes en esta capital hubo polémica pues algunos censuran la muerte el jueves del joven venezolano David Vallenilla (22 años), víctima de los disparos de un uniformado cuando atacaba la base aérea General Francisco de Miranda (La Carlota) junto a grupos opositores.
Pese a que el militar violó una disposición presidencial que prohíbe el uso de armas de fuego para responder a estas acciones, algunos defienden su actuación alegando que las instituciones e instalaciones militares deben respetarse.
Esta nueva víctima motivo críticas de figuras políticas, incluso gubernamentales, que censuraron la acción pero, hasta qué punto estos planes de la oposición no están enfilados a promover el enfrentamiento entre el pueblo y los militares, pregunta que flota en el ambiente.
La respuesta parece obvia, pues prosiguen las acciones para crear el caos en el país. La víspera, en horas de la tarde fueron incendiadas tres gandolas (camiones rastras) en las cercanías de la autopista Francisco Fajardo en el distribuidor Altamira, en Caracas.
El fin de esas acciones era obstruir el paso en la autopista Francisco Fajardo, a la altura de distribuidor Altamira, mientras otros insistían en romper la reja de seguridad de la Base Aérea La Carlota.
Por otra parte, el deceso de Vallenilla es investigado por la Comisión defensorial del Área Metropolitana capitalina «a fin de establecer las responsabilidades a que haya lugar en base a lo establecido en nuestra Carta Magna», indicó el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, a través de la red social Twitter.
Hay muestras en días recientes de que el gobierno, militares y sectores políticos de ambos lados critican estos hechos de violencia, aunque los más recalcitrantes, minoritarios, persisten en desencadenar el enfrentamiento.
Este viernes, el presidente de la República, Nicolás Maduro, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) garantiza la paz al pueblo de Venezuela.
En el Patio de Honor del Ministerio para la Defensa, en Caracas, el mandatario reiteró su llamado para que «avancemos en la renovación espiritual, moral y en el encuentro con el pueblo, y en función de la paz y estabilidad nacional».
Este llamado ocurrió en momentos en que los venezolanos se aprestan a celebrar este sábado el 196 aniversario de la batalla de Carabobo (24 de junio de 1821), el principio del fin de la dominación colonial española en Venezuela, y el Día del Ejército.
En esta crucial acción por la independencia del país ocurrió un hecho notable, por primera vez, las milicias bolivarianas fueron apoyadas por fuerzas del pueblo, lo cual no se logró por ningún otro militar hasta Simón Bolívar.
Hoy el pueblo del Libertador está llamado a defender esa unidad cívico-militar, pues los planes para la agresión no cesan como quedó demostrado esta semana en la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde Estados Unidos y comparsa insistieron en agredir a los venezolanos.
No obstante, allí en las arenas de Cancún, en México, la canciller Delcy Rodríguez se despidió de los escenarios de la diplomacia con un nocaut a la OEA, ente que salió mal parado en sus intentos de condenar a Venezuela.
Venezuela: oposición contra unidad cívico-militar
Por Luis Beaton