Panamá, 18 dic (PL) A 6,3 millones asciende hoy el número de emigrantes menores de 18 años en el continente americano, los cuales muchas veces viajan huyendo de la violencia y la pobreza, y en condiciones de total inseguridad.
Según una nota de prensa de la oficina regional de Unicef para América Latina y el Caribe, con sede aquí, solo en la peligrosa ruta de Centroamérica y México hacia Estados Unidos fueron detenidos cerca de 60 mil niños y niñas de El Salvador, Guatemala, Honduras y la nación azteca entre 2015 y 2016.
«Para un número incalculable de niños, la migración es segura y legal, y esto les ayuda a ellos, a sus familias y a sus comunidades, a crecer y transformarse», expresó el director de Programas del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef), Ted Chaiban.
«Sin embargo, otros millones de niños hacen frente a una realidad diferente: para ellos, la migración es enormemente peligrosa y no es algo que ellos hayan elegido hacer», precisó.
Alrededor de 28 millones de niños y niñas abandonaron sus hogares a la fuerza como resultado de algún tipo de conflicto, sin contar en muchos casos con vías seguras y legales de migración, por lo que deben recurrir a contrabandistas y traficantes de personas, o utilizar rutas que ponen en peligro su seguridad, refiere el texto.
Por ello, el próximo año está previsto un proceso de negociaciones con vistas a aprobar el Pacto Mundial para las Migraciones, «un histórico acuerdo intergubernamental que abarcará todas las dimensiones de la migración internacional», precisó el comunicado.
Como resultado, los países deberán acordar las medidas necesarias para apoyar a los menores emigrantes, de conformidad con la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, y la Convención sobre los Derechos del Niño.
«Las políticas, prácticas y actitudes que ponen en riesgo a los niños migrantes pueden y deben cambiar, y 2018 es el momento de lograrlo, y el Pacto Mundial para la Migración representa una oportunidad», aseguró Chaiban.