El deporte con rostro femenino

Por Rachel Pereda Puñales

La Habana (PL).- Allá por 1896, el barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, expresó que «sin importar cuan fuerte sea una atleta, su organismo no está hecho para soportar ciertos shocks».
«La concepción de los Juegos tiene que responder a la exaltación periódica y solemne del atletismo, la lealtad como medio, el arte como marco y los aplausos femeninos como recompensa», recalcó Coubertin, según recoge G. Meyer en su libro «El fenómeno olímpico».
Desde la antigua Grecia, la mitología asignaba a los dioses las cualidades masculinas de fuerza, vigor y actividad, y a las diosas los valores de belleza, sexualidad y pasividad.
Con el paso del tiempo, la mujer pasó de ser ama de casa, madre y esposa, actividades que también puede desempeñar junto a su carrera, para insertarse en las múltiples profesiones de las sociedades.
En ese escenario, es una realidad que el deporte también tiene rostro femenino, a pesar de las secuelas de la discriminación.
Para 1917, cuando Alice Milliat fundó la Federación de Sociedades Femeninas de Francia (FFSF), comenzaba una nueva era para las féminas en el entorno deportivo.
Un poco más tarde, el 31 de octubre de 1921, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, la hoy extinta Checoslovaquia y Francia, organizó la Federación Internacional Deportiva Femenina (FSFI).
Luego de los Juegos Olímpicos de 1928, Milliat se sintió inconforme. Por tal motivo, realizó en 1930 y en 1934 los Juegos Mundiales Femeninos en Praga y Londres, respectivamente.
Desde aquel instante, las mujeres comenzaron a participar con mayor frecuencia en esos eventos, aunque no con el mismo trato que recibían los hombres.
En muchas especialidades deportivas, enfrentó y enfrenta (ojalá la forma verbal no necesite conjugarse en el futuro) adjetivos descalificadores por practicar actividades físicas consideradas solo para los hombres por su fuerza y rudeza.
No obstante, el género femenino luchó, como un deporte más, para ganar un espacio en este sector.
Actualmente, compiten en una gran variedad de modalidades y representan diferentes banderas, hasta coincidir, en muchas ocasiones, en el lugar más alto del podio.
Podríamos mencionar a quienes marcaron épocas cruciales de la mujer en el deporte. La tenista profesional Charlotte Cooper encabeza la lista, pues fue la primera mujer en ganar un título olímpico y lo hizo en París-1900.
En aquel entonces no recibió medalla porque estas comenzaron a otorgarse en la siguiente competición.
La inglesa también ganó cinco campeonatos femeninos de Wimbledon, el último en 1908 cuando tenía 37 años.
Asimismo, Gertrude Ederle fue la primera mujer en cruzar a nado el Canal de La Mancha. También está Edurne Pasabán, quien se convirtió en la primera fémina en el mundo en coronar los 14 ochomiles (14 montañas de más de ocho mil metros de altura), y la vigésimo primera persona del mundo en hacerlo.
La rumana Nadia Comaneci fue la primera atleta en la historia en conseguir una calificación de diez puntos (perfecta) en una competición olímpica de gimnasia artística, con solo 14 años.
Hasta aquel instante, nadie había obtenido esa nota en un ejercicio de gimnasia artística de unos Juegos Olímpicos. En el año 2000, la Academia Laureus de los Deportes la nombró como una de las atletas del siglo.

ROSTRO LATINOAMERICANO EN EL DEPORTE
En nuestra región, el deporte también tiene su rostro femenino. La mujer aporta indiscutiblemente al medallero latinoamericano.
La yudoca cubana Idalys Ortíz conquistó su segundo título mundial en Rusia en la categoría para más de 78 kilogramos y fue elegida como la mejor atleta del certamen, lo cual puso la guinda de un 2014 casi perfecto.    De igual modo, la colombiana Caterine Ibargüen, especialista en salto triple, no perdió una prueba desde que ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, conquistando la Liga de Diamante del atletismo en 2013 y 2014.
La jugadora de hockey argentino Florencia Habif; la ciclista colombiana Mariana Pajón; la nadadora brasileña Etiene Medeiros; y la futbolista brasileña Marta Viera da Silva, denominada «la Pelé con falda», son algunos de los nombres que podríamos mencionar de la larga lista.
En 1978, la Unesco reconoció al deporte y la actividad física como un Derecho Humano, no solo para los hombres. Como derecho al fin, tiene que llegar a todos y encuentra en la mujer, su rostro más bello.
Según el filósofo francés François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, «el primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil».
Esa frase resume que más allá de su aparente delicadeza, las féminas tienen también el carácter, la fuerza y el vigor de los antiguos dioses griegos.

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