Gondar, la Camelot de Etiopía

Por Richard Ruíz Julién

Addis Abeba, 28 may (PL) Rodeada de lagos y montañas, la ciudad de Gondar, en el norte de Etiopía, contiene palacios únicos en África, actualmente sometidos a reparación integral como parte de un plan para impulsar los valores turísticos.
Algunos le denominan a este enclave la Camelot del continente, epíteto que le viene por aquellos gruesos muros de piedra que defienden su recinto real, lleno de castillos medievales, iglesias, salones, jardines.
Es una auténtica fortaleza que convirtió a Gondar en capital del imperio etíope durante unas cuantas generaciones en los siglos XVII y XVIII. Cada emperador se afanó en dejar su sello, añadiendo a lo heredado su propio palacio, unos baños turcos por aquí, un salón de banquetes por allá, algunos establos, casas de fiera, detalló el director de la Autoridad para la Conservación de la Herencia Cultural, Haile Zeleke.
La suma de todo ello, relativamente bien conservado, ha sido declarado con justicia Patrimonio de la Humanidad, pero inevitablemente éste orgullo nacional presenta algunas fisuras producto del paso de los años, y ya se hace necesario restaurarles, aseguró Zeleke.
En su opinión, ello será imprescindible para garantizar el recibimiento de más visitantes pero, sobre todo, la protección del valor histórico.
Lo más asombroso es que todo el recinto respira un aire medieval europeo que no tiene parangón en África; el castillo de Fasílides, por ejemplo, el primer emperador que estableció la capital en Gondar, es de clara influencia portuguesa y emula la catedral/castillo que levantó el jesuita Pedro Páez en Górgora para su padre, el monarca Susinios, a quien había convertido previamente al catolicismo.
En el conjunto destaca, por incongruente, la Biblioteca de Yohanes I, hijo de Fasílides, tristemente renovada por los italianos, que le dieron un aire renacentista que para nada encaja en ese contexto.
En cambio, del contiguo Archivo de Fasílides sólo quedan la torre y las paredes, pero del elegante diseño de sus puertas y ventanas arqueadas puede deducirse que se trataba de un bello palacio, al parecer, decorado con marfil.
Después de pasar dos o tres horas recorriendo el Recinto Real, hay que visitar sin falta la iglesia Debra Berhan Selassie, recomienda Tefere Gebremariam, historiador y arqueólogo, participante en el equipo que ejecuta los trabajos de restauración.
Se trata de un pequeño edificio sin pretensiones, dentro de un recinto amurallado y defendido por doce torres, que representan a los doce apóstoles, mientras otra de mayor tamaño, sobre la puerta de entrada, representa a Jesús y tiene la forma del león de Judea.
El edificio carece de cualquier valor arquitectónico, pero encierra en su interior las más importantes muestras de arte sacro de todo el país, manifestó Gebremariam.
Sobre todo, los 104 querubines que motean el techo hacen recordar de inmediato la misteriosa sonrisa de la Mona Lisa, según las valoraciones de los turistas.
Las paredes muestran también un colorido compendio de todos los santos, mártires y ascetas de la historia etíope; aunque quizá lo más llamativo sea la figuración del infierno que nos lleva de nuevo a pensar en el mejor Bosco.
Hay historiadores que sostienen que el emperador planeaba traer aquí el Arca de la Alianza que, supuestamente, se encuentra en Addis Abeba, 28 may (PL) Rodeada de lagos y montañas, la ciudad de Gondar, en el norte de Etiopía, contiene palacios únicos en África, actualmente sometidos a reparación integral como parte de un plan para impulsar los valores turísticos.
Algunos le denominan a este enclave la Camelot del continente, epíteto que le viene por aquellos gruesos muros de piedra que defienden su recinto real, lleno de castillos medievales, iglesias, salones, jardines.
Es una auténtica fortaleza que convirtió a Gondar en capital del imperio etíope durante unas cuantas generaciones en los siglos XVII y XVIII. Cada emperador se afanó en dejar su sello, añadiendo a lo heredado su propio palacio, unos baños turcos por aquí, un salón de banquetes por allá, algunos establos, casas de fiera, detalló el director de la Autoridad para la Conservación de la Herencia Cultural, Haile Zeleke.
La suma de todo ello, relativamente bien conservado, ha sido declarado con justicia Patrimonio de la Humanidad, pero inevitablemente éste orgullo nacional presenta algunas fisuras producto del paso de los años, y ya se hace necesario restaurarles, aseguró Zeleke.
En su opinión, ello será imprescindible para garantizar el recibimiento de más visitantes pero, sobre todo, la protección del valor histórico.
Lo más asombroso es que todo el recinto respira un aire medieval europeo que no tiene parangón en África; el castillo de Fasílides, por ejemplo, el primer emperador que estableció la capital en Gondar, es de clara influencia portuguesa y emula la catedral/castillo que levantó el jesuita Pedro Páez en Górgora para su padre, el monarca Susinios, a quien había convertido previamente al catolicismo.
En el conjunto destaca, por incongruente, la Biblioteca de Yohanes I, hijo de Fasílides, tristemente renovada por los italianos, que le dieron un aire renacentista que para nada encaja en ese contexto.
En cambio, del contiguo Archivo de Fasílides sólo quedan la torre y las paredes, pero del elegante diseño de sus puertas y ventanas arqueadas puede deducirse que se trataba de un bello palacio, al parecer, decorado con marfil.
Después de pasar dos o tres horas recorriendo el Recinto Real, hay que visitar sin falta la iglesia Debra Berhan Selassie, recomienda Tefere Gebremariam, historiador y arqueólogo, participante en el equipo que ejecuta los trabajos de restauración.
Se trata de un pequeño edificio sin pretensiones, dentro de un recinto amurallado y defendido por doce torres, que representan a los doce apóstoles, mientras otra de mayor tamaño, sobre la puerta de entrada, representa a Jesús y tiene la forma del león de Judea.
El edificio carece de cualquier valor arquitectónico, pero encierra en su interior las más importantes muestras de arte sacro de todo el país, manifestó Gebremariam.
Sobre todo, los 104 querubines que motean el techo hacen recordar de inmediato la misteriosa sonrisa de la Mona Lisa, según las valoraciones de los turistas.
Las paredes muestran también un colorido compendio de todos los santos, mártires y ascetas de la historia etíope; aunque quizá lo más llamativo sea la figuración del infierno que nos lleva de nuevo a pensar en el mejor Bosco.
Hay historiadores que sostienen que el emperador planeaba traer aquí el Arca de la Alianza que, supuestamente, se encuentra en Axum.
Otra visita imprescindible son los Baños de Fasílides, una especie de piscina con una capillita en medio, a la que se accede por un puente de piedra, como si fuera el foso de un castillo. Ahí es donde los fieles de la Iglesia renuevan su bautismo cada Epifanía en una magna celebración que atrae a docenas de miles de visitantes cada año.
Gondar es una ciudad que pertenece al pasado y se ha mantenido prácticamente congelada en el tiempo sin perder ni un ápice de encanto, destino perfecto para aventureros, familias, exploradores natos y amantes de la historia, destacó una reseña publicada en el sitio oficial del Ministerio de Turismo.
Las obras de conservación no impiden que los visitantes recorran estos recintos, una de las tantas iniciativas del Gobierno para alcanzar el millón de turistas antes del cierre de 2018..
Otra visita imprescindible son los Baños de Fasílides, una especie de piscina con una capillita en medio, a la que se accede por un puente de piedra, como si fuera el foso de un castillo. Ahí es donde los fieles de la Iglesia renuevan su bautismo cada Epifanía en una magna celebración que atrae a docenas de miles de visitantes cada año.
Gondar es una ciudad que pertenece al pasado y se ha mantenido prácticamente congelada en el tiempo sin perder ni un ápice de encanto, destino perfecto para aventureros, familias, exploradores natos y amantes de la historia, destacó una reseña publicada en el sitio oficial del Ministerio de Turismo.
Las obras de conservación no impiden que los visitantes recorran estos recintos, una de las tantas iniciativas del Gobierno para alcanzar el millón de turistas antes del cierre de 2018.

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