Santiago de Chile, 8 jun (PL) La expulsión decretada por el Vaticano del cura Abel Pérez de la Congregación de los Hermanos Maristas de Chile, añadió una gota más de fuego a la crisis de la Iglesia católica en el país austral.
Llega la medida en el umbral de un eventual y casi inminente dictamen del papa Francisco de aceptar la dimisión de varios obispos, ante una serie de escándalos sexuales y abusos en los que estuvieron involucrados figuras del clero.
‘He recibido de Roma el decreto de expulsión del hermano Abel Pérez emitido por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las sociedades de Vida Apostólica, del Vaticano, indicó Saturnino Alonso, uno de los líderes de los Maristas.
El portal chileno Emol, fueron 14 las víctimas del cura Pérez de dos colegios pertenecientes a los Hermanos Maristas, trasgredidas desde la década de los años 1970.
Un expediente que se suma a numerosas acusaciones y denuncias que se han efectuado en Chile, con 45 sacerdotes condenados por la justicia civil o canónica. Varias decenas de presbíteros fueron señalados en meses recientes.
La próxima semana el obispo de Malta, Charles Scicluna, y el padre español Jordi Bertomeu, los «detectives» del Vaticano, volverán a Chile para avanzar o poner fin a las investigaciones sobre actos de pederastia en la nación sudamericana.
Concentrados en un inicio en el caso del defenestrado cura Fernando Karadima y sus tentáculos dentro de la Iglesia católica, en esta ocasión se espera que Scicluna y Bertomeu vengan a ejecutar instrucciones precisas del papa Francisco.