Los pecados en los negocios, alertados por expertos

Londres, 15 jul (PL) Si una persona inicia negocios, lo primero a considerar es posibles errores, de ahí que pecar en el comercio, puede ser un riesgo demasiado costoso según el criterio que sustentan hoy los economistas.
Por ello las grandes compañías, y sobre todo las más exitosas, disponen de un equipo de asesores que nada más se dedica a orientar el camino de los negocios y mirar al futuro.
Esta valoración de expertos conduce a Los Pecados Capitales del mundo corporativo que deben tenerse en cuenta y sin lugar a dudas constituye una curiosidad económica a tener en cuenta reflejada actualmente por la prensa británica en particular la BBC de Londres.
Un ejemplo de esto es Carillion, constructora multinacional británica, cuyo desplome este año dejó a miles de personas sin empleo. Esta enorme compañía firmó contratos con márgenes de rentabilidad tan estrechos, que las demoras que tuvo resultaron en pérdidas inmensas.
También podemos mencionar a Nokia, que en un entonces dominó el mercado de los teléfonos móviles, hasta que falló en reconocer la competencia que vendría del iPhone.
Por lo tanto, tengamos en cuenta estos llamados Pecados de los negocios, que a quien este en la esfera del comercio y la producción le viene muy bien comprenderlos.
Soberbia. En agosto de 2008, Gary Hoffman entró a las oficinas de Northern Rock, un banco de crédito con sede en Newcastle, en el norte de Inglaterra.
Había sido nombrado director ejecutivo de la institución hipotecaria, que acababa de ser rescatada por el gobierno ese año después de estar al borde del colapso.
Una de sus primeras impresiones fueron las oficinas «palaciegas» del lugar y la aún más lujosa sede central que estaba bajo construcción.
«La dirigencia había perdido el contacto con el mundo real», comenta Hoffman. «Ocupaban grandes oficinas, separados de sus colegas. Era físicamente difícil para sus colegas poder hablar con ellos». «Se dejaron llevar por sus propias ambiciones personales y corporativas», dice.
Miedo.  Bill Grimsey es un veterano de las ventas al detalle que fue testigo del momento en el que una compañía grande se metió en problemas. En 1996, fue designado director ejecutivo de la cadena de almacenes de bricolaje británica Wickes, que estaba en peligro de venirse abajo debido a un fraude de contabilidad.
Él pudo conseguir financiamiento nuevo para la compañía y cambió su cultura corporativa.
Una de las técnicas que encontró positivas fue la de pasar una semana de cada año trabajando en una sucursal diferente y enterarse de los problemas que el personal estaba teniendo.
«No debes subestimar la influencia que tiene el líder en el negocio», expresa.
Autosuficiencia. «Cualquiera puede crecer rápidamente», dice Hoffman. «Debes asegurarte de que cuando estás creciendo muy rápido no estés tomando muchos riesgos», recomienda.
Codicia. Según Grimsey, las juntas directivas pasan demasiado tiempo pendientes de los sueldos y bonos de sus altos ejecutivos.
«Si ves la historia de los últimos 15 años del mundo corporativo en el Reino Unido, particularmente en las ventas al detalle, particularmente en las compañías públicas; estas personas se volvieron codiciosas».
Superficialidad. En algunas compañías «se concentran mucho en crear una fachada para hacer parecer las cosas bien», dice el profesor británico Spicer. Esto puede incluir en el gasto de montos excesivos de dinero en iniciativas de marca o la introducción de modas y novedades de gerencia.
Podrían existir otros muchos pecados, pero estos ilustran de buena manera las interioridades de los negocios y las alertas necesarias para llegar al éxito.

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