Naciones Unidas, 16 ago (PL) Un nuevo informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alerta hoy sobre las secuelas y traumas que quedan en los niños migrantes detenidos y separados de sus familias, como ocurrió en Estados Unidos.
Tras sufrir abusos en su trayecto migratorio, los niños deportados desde Estados Unidos y México regresan a sus países con profundos traumas, señaló el reporte de Unicef.
A muchos les espera una situación de pobreza más profunda y el riesgo de ser asesinados o explotados por los grupos o personas de quienes huían, agregó.
De acuerdo con la directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, María Cristina Perceval, millones de niños en la región son víctimas de la pobreza, la indiferencia, la violencia, la migración forzada y el miedo a la deportación.
Por eso, llamó a abordar las causas por las cuales ellos y sus familias deciden migrar de sus comunidades de origen. En ese sentido, instó a los Gobiernos del área a considerar las necesidades de los niños antes de deportarlos, y protegerlos y reintegrarlos cuando regresen a sus hogares.
Los niños que son enviados a sus países de origen muchas veces no tienen un hogar al que regresar, terminan endeudados o son blanco de las pandillas, y esto los obliga a emigrar de nuevo, expusó la representante de Unicef.
Para quienes huyeron de sus hogares escapando de la violencia, un retorno puede significar mayor riesgo y temerosos de sus vidas, los deportados evitan sus pueblos y aldeas y terminan desplazados internamente, indicó Unicef.
Además, el trauma sufrido por los niños detenidos por las autoridades de migración y separados de sus familias puede tener un efecto negativo en su desarrollo a largo plazo, recalcó el informe de esa entidad.
En los primeros 6 meses de este año, casi 25 mil mujeres y niños del norte de Centroamérica fueron deportados después de llegar a México y Estados Unidos, según cifras de la ONU.
Varios países centroamericanos figuran entre los más pobres del Hemisferio Occidental: tan solo en Honduras, casi tres cuartas partes de los niños viven en la pobreza, detalló el reporte.
Unicef también realizó una serie de recomendaciones para mantener seguros a los niños refugiados y migrantes, como permitirles estar con sus familias y apoyar alternativas a la detención, salvaguardar su bienestar y resolver los problemas que los obligan a abandonar su hogar en primer lugar.
Hay organizaciones criminales que se aprovechan de la desesperación de muchos y cobran a las familias unos tres mil 500 dólares para cruzar la frontera. Si se trata de un niño o una niña no acompañada, esta cifra puede subir hasta 15 mil dólares, de acuerdo con investigaciones de la Unicef.
En abril, Estados Unidos comenzó a aplicar una política de «tolerancia cero» para enjuiciar penalmente a todos los adultos migrantes ilegales.
Las autoridades fronterizas empezaron a detener a estos migrantes y separarlos de sus hijos: dos mil 551 niños de cinco años o mayores, y 102 menores de cinco años, fueron separados de sus padres en la frontera.
El 20 de junio la administración estadounidense emitió una orden ejecutiva para acabar con esta separación y reunir a las familias, proceso que todavía no ha podido completarse y muchas personas permanecen detenidas.