Por Perla Velázquez
Juzgar a una religión por lo que hace un sector, no es aceptable, al menos para la abogada iraní, Shirin Ebadi, de quien su caminar es preciso. Mueve las manos al compás que da un paso. Parece que va marchando, con la misma fuerza y precisión que demandan los ejércitos. Shirin Ebadi luce un rostro fuerte, de grandeza, una fuerza que ha obtenido a lo largo de los años. Su primera respuesta al cuestionarle si en la actualidad entendemos al islam es: “desgraciadamente algunos medios de comunicación lo malinterpretan.”
Para entender este error, Ebadi explica y cuestiona cómo una iglesia puede aceptar y admitir la práctica del aborto, mientras otra la niega; cómo una acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo y la otra iglesia no. “Así son los distintos grupos del cristianismo, que aceptan y siguen a una misma religión. Al islam le pasa exactamente lo mismo. Hay un islam que se practica por talibanes y por el ejército islámico. Y hay un islam moderno, que está seguido y practicado por muchas personas en el mundo.”
A esta mala interpretación se suman los grupos terroristas, y cuando la traductora del español al farsi le pregunta su opinión, ella se acomoda en la orilla del sillón en el que está sentada y firmemente, sin bajar la mirada, contesta:
“Los errores que cometemos las personas no pertenecen a nosotros, ni a la religión que profesamos. Ninguna religión alienta o anima a que tú mates a otro. El islam -como religión- está en contra de los actos terroristas. Cuando un musulmán comete un acto terrorista no hace falta que uno diga: ‘un musulmán ha cometido un acto terrorista’. He visto las noticias que presentan en Estados Unidos y, por ejemplo, cuando un joven mata a sus compañeros del colegio ningún medio resalta su religión, pero cuando un musulmán comete un acto, la religión siempre va por delante.”
Esta es una de las maneras en que los medios de comunicación también influyen para la percepción de la cultura islámica en Occidente. “Es hacer una promoción del odio en las sociedades.”
Shirin Ebadi no porta velo, ni la vestimenta que la cultura islámica demanda. Ella era muy joven cuando se convirtió en la primera mujer musulmana en ser juez, en 1975. Cuatro años más tarde, cuando la Revolución Islámica explotó en Irán, apoyó el movimiento en busca de la justicia, término que en el vocabulario de Ebadi es sinónimo de equidad. Pero el movimiento no fue justo con ella y el nuevo régimen le removió el cargo, hecho que la llevó a sumar esfuerzos a favor de los derechos humanos de los niños y las mujeres en su país natal.
“La religión tiene que estar separada de la política, porque los políticos aprovechan el sentimiento religioso de las personas. El islam necesita ese tipo de cambio, de transformación, tiene que separarse completamente de la política.”
Ebadi está exiliada en Londres desde hace diez años. Las amenazas por parte de su país no la paralizan. En 2003 se convirtió en la primer mujer musulmana e iraní que obtuvo el Premio Nobel de la Paz. Ella reafirma, que no es la condición de la mujer en su cultura lo que discrimina al género femenino, sino -reitera- es la interpretación del islam que nosotros le damos, así como la cultura patriarcal.
“Todos los problemas que tienen ustedes en Occidente, también lo tienen las mujeres musulmanas. ¿Cuánta violencia hacia la mujer hay aquí en su país? Lo mismo pasa en los países islámicos. Y la raíz de todo eso está en la cultura patriarcal, no en la religión. La cultura patriarcal, no acepta la igualdad entre las personas. Así que, la discriminación hacia la mujer precisamente se debe a esa cultura”.
En ambos países, Irán y México, la impunidad es algo que no permite que se avance en términos de justicia, por consiguiente, de equidad: “La causa de todo está en la relación que hay entre criminales y políticos. Lo importante es determinar la causa y que no se vuelva impune, y que el poder político no haga mal uso para que se ejerza justicia”.
Este cambio de pensamiento es el que ha impulsado porque dice viene desde la interpretación que hicieron los hombres de los libros sagrados, en donde pusieron a la mujer en un papel de culpable, confía que hombres y mujeres, juntos, puedan resarcir el problema.
“Son menos los hombres que participan en el feminismo. Pero tampoco puedo decir que no participan. La responsabilidad está en las madres para criar a hijos varones feministas.”
Previo a la plática, Ebadi se presentó ante la prensa mexicana, allí explicó la vida que ha llevado en los últimos años: viaja cerca de nueve meses al año para dar conferencias y vive amenazada por el estado islámico; por ello, pidió a los periodistas no desistir de informar a los ciudadanos de la violencia que se vive en México.
“El miedo es un impulso, es como tener hambre. Involuntariamente cuando las personas se encuentran en peligro sienten miedo. Pero con el pensamiento podemos superarlo. La persona que te infunde miedo seguramente no es un amigo, te provoca el sentimiento porque quiere tener algo tuyo, a veces tu silencio, una relación sexual, dinero o cosas materiales. Entonces, lo que tienes que hacer es continuar con tu trabajo y no permitir que el miedo te paralice.”