Una exposición en el Centro Cultural Border, en la Ciudad de México, que ve al arte como constructor de realidades
Por Alizbeth Mercado/N22
En las luchas políticas hay diferentes aristas, aunque se busque una causa en común. Callejeras y revoltosas, es una exposición que celebra esas diferencias, pone de manifiesto el arte como acto cotidiano de imaginación y construcción de realidades vivibles. La muestra, curada por Liz Misterio, nos muestra distintas piezas que antes de serlo fueron actos en el espacio público, se gestaron en marchas y algunos fueron performance; todos con un eje: el feminismo más allá del asunto binario.
Algunas participantes son Lía García, Georgina González, INVASORIX, Transchangas, Issay Rojas, Bloque Rosa, Las licuadoras, Luchadoras, Voces de Mujeres y aliados como Nicolás Marín y Tadeo Cervantes. Quienes han sido colaboradores de Revista Hysteria! durante seis años, esta muestra también es una historia de esa publicación digital.
¿Por qué hacer Callejeras y revoltosas?
La idea surge a partir del archivo de Revista Hysteria! Que es una revista digital que llevamos haciendo durante seis años y entonces nos dimos cuenta de que había muchas manifestaciones del arte y del activismo queer-feminista que no eran como muy conocidas y que, de alguna manera, yo veo que tienen resonancia en activismos que se están haciendo con las generaciones que vienen, entonces dije “es buen momento de sacar este archivo, de socializarlo y ponerlo en diálogo con quien nos venga a visitar.
¿Con qué ideas te guiaste para hacer la curaduría?
La primera decisión es que fueran obras que se hayan socializado a partir de la revista Hysteria! Y el siguiente es que fueran obras de incidencia política en el espacio público ya sea entendido como la calle o los espacios de encuentro de lo público que puede ser internet, eventos, fiestas, bares, etcétera.
¿Qué es el feminismo cuir? [Sí ellas lo hispanizan, pero es lo mismo que queer]
El feminismo cuir es una manera de nombrar a un tipo de hacer feminismo en el que se intersectan muchas subjetividades distintas, no necesariamente nos regimos bajo el precepto del binarismo de género, es decir, todas las identidades sexogenéricas son bienvenidas y justo eso, partimos de nuestras diferencias para entendernos y colaborar en ese espacio.
¿Cómo entienden el feminismo?
Nosotros estamos entendiendo el feminismo como una herramienta de protesta y de acción y de cómo construir el mundo que queremos ver. No nos gusta tener miedo en la calle, no nos gusta temer por nuestra vida, estar viendo todo el tiempo que hay feminicidios por todos lados, en este espacio, tanto del feminismo como del arte, de la explotación a través del arte, estamos inventando nuevas maneras de ser y de relacionarnos entre nosotras y conlleva reinventar lo que significa para nosotras el ser mujer y el habitar en este mundo.
¿Por qué el arte como constructor de realidades?
Para construir realidades, las cosas que no existen. En la realidad no existe un espacio libre de violencia. No existe, hasta el día de hoy, un libre transitar de nuestros cuerpos en el espacio público, pero, a partir de estas prácticas artísticas nosotras creemos que sí lo podemos imaginar, lo podemos vivir, manifestar. De alguna manera nos sirve para ir contagiando a otras personas y decir “esto que me imaginé, ¿por qué no te sumas y entre todas luchamos por hacerlo real?
¿Cómo lidian con las diferencias en el movimiento?
De alguna manera es un consenso, que se parte en primera instancia del respeto hacia nuestras diferencias, se parte de la pluralidad, muchas veces hay luchas que no necesariamente me pasan a mí por el cuerpo pero eso no quiere decir que no sea empática en las problemáticas de las compañeras, por ejemplo, las mujeres cisgénero (identidad de género que coincide con el fenotipo sexual) trabajando con las mujeres transgénero, diferentes situaciones que más que dividirnos, la apuesta que estamos haciendo, yo como curadora, pero también como colectividad trabajando los feminismos cuir es eso, nuestras diferencias no tienen por qué separarnos, no tienen porqué ser puntos de choque, sino puntos de encuentro.
¿Qué problemas han tenido y cómo los enfrentan?
Problemas de todo tipo y por todos lados, por un lado está la resistencia al cambio, yo me muevo mucho en el terreno del arte y uno pensaría que en el terreno del arte los artistas son muy abiertos, muy progres y la realidad es que no; también hay mucho machismo, mucha resistencia al cambio, también ha habido muchas veces que hemos pedido espacios, que hemos tenido iniciativas y nos cierran la puerta en la cara porque “de eso no se habla y no queremos que cambie”, eso por un lado; y, por otro lado, lo normal de una lucha política, ha habido compañeras que han sufrido ciberacoso por su activismo o hasta las rupturas dentro del mismo movimiento feminista, por eso se nos hace importante ponerle apellido (cuir).
Por eso se nos hace importante ponerle nombre y apellido al feminismo que estamos haciendo porque sí hay otras maneras y que no necesariamente comparten con nosotras y que no se sienten incluidas en el movimiento y está bien, me parece que eso es lo bonito de estos movimientos políticos que hay muchas maneras de relacionarnos y hacer activismo y hacer política.
¿Qué quieren comunicar?
Básicamente la exigencia es vivir libres de violencia de todo tipo, estar libres de homofobia, transfeminicidios, feminicidios, a tener el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, a ejercer nuestras identidades libremente sin acoso ni represalias.
A lo largo del siglo XXI, ¿qué cambios adviertes sobre la concepción del feminismo?
Sí ha habido muchos cambios. De cuando empezamos con Hysteria! no encontrábamos medios de comunicación que estuvieran enfocados a hablar de la lucha de las mujeres y de las personas LGBT, como que había iniciativas pequeñitas, desarticuladas y a la fecha veo bastante unidad en las diferentes facciones del movimiento, ya hay más gente que se ha sumado, a más conciencia en muchos espacios en las escuelas, universidades, en los trabajos, cada vez se ve peor que no tomes en cuenta una perspectiva de género y eso es un avance súper grande. Hace diez años que yo estudié no se hablaba de eso, no había instancias en la universidad para hablar de un problema particular de género. Se han hecho cosas, pero falta muchísimo camino.
¿Qué tipo de activismo hacen?
Son diferentes tipos de activismo. Desde salir a la calle con la pancarta y manifestarse de esa manera, hacer herramientas educativas, hacer fanzines, charlas, talleres, para difundir entre el público estas nuevas maneras de relacionarnos entre los géneros y los cuerpos.
¿Qué tipo de activismo necesitamos? Si pensáramos en el ideal…
No sé, lo rico de este tipo de activismo es que es plural. La herramienta o la estrategia que le sirve a una persona no necesariamente sirve en otro contexto o con otras personas. Hice una obra de teatro en la calle, repartí volantes, hice un taller, concienticé niños y amas de casa. En términos de lo ideal, sería que todo mundo estuviera haciendo su granito de arena en el campo que le corresponde.
¿Cómo entender al feminismo como elemento disruptivo?
Yo creo que hay muchas más situaciones disruptivas en la vida pública y en el ámbito de lo político, y que no reparamos tanto en ello. Pienso en los activistas que todo el tiempo están siendo asesinados, los activistas por el medioambiente, por los pueblos indígenas que, de pronto los matan. Ves notas terribles y casualmente la gente se escandaliza porque unas feministas pintaron una pared, unas feministas se encueraron. Me parece que hay una doble moral que está cruzando fuertemente el discurso que se maneja en torno a estos activismos.
Nos espanta ver a una mujer que está gritando y está enojada pero no nos espanta ver en el periódico, todos los días, a una destripada, porque es lo normal, entonces….
Después de que termine la exposición, ¿qué pasará con las piezas?
Ahorita no hay planes de iteración, si se puede estaría fabuloso. La mayoría de estas piezas son hechas en el espacio de la CDMX porque no nos llegan de otras ciudades por esta lógica centralista de que lo único que importa es lo que pasa aquí. La pieza “Cholas Chulas de Cholula” fue hecha en Puebla, fue un performance que lo decidimos incluir porque al final, esos activistas, Tadeo y Nicolás, son muy importantes en la escena local, ahí la excepción que confirma la regla, y los incluimos.
Tadeo y Nicolás son hombres, ¿qué opinas de la separación de los cuerpos masculinos en la equidad de género?
Justamente es poner en cuestionamiento el género como un primer lugar de violencias, en nuestro movimiento hay personas que son leídas como varones pero que son varones homosexuales que también están siendo violentados en sus espacios, que han sido echados de sus casas o mal vistos por su familia por su manera de ser y expresar su orientación sexual.
Nosotros en ese pequeño grupo de personas no estamos haciendo esa distinción, sí abogamos por el sujeto político mujer porque nos parece que ser mujer no es igual a ninguna otra identidad, que es importante seguirnos nombrando desde ese espacio, es el espacio que más violencia se está llevando por muchos frentes, pero justamente dentro de esa feminidad hay como salientes, y por otro lado, tenemos alianza con los hombres transgénero que nos parece que también son sujetos políticos de esta lucha y que muchas veces son dejados por fuera, porque de alguna manera, también están exigiendo el derecho al aborto, el cese a la violencia contra sus cuerpos, pero es otra identidad y nosotras tratamos de contribuir.
La exposición estará en el Centro Cultural Border (Zacatecas 43, colonia Roma) hasta el 7 de abril. Si quieres tener una visita guiada escribe a mirnixs@border.com.mx
Imágenes: © Ireli Vázquez
Fuente: N22