Empeñada Theresa May en salida de Reino Unido de la UE

el Brexit podría cancelarse

Londres, 13 mar (Prensa Latina) La primera ministra Theresa May anunció hoy que insistirá en la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), pese a la negativa del parlamento a aceptar el acuerdo que negoció con el bloque.

En lo que a mi Gobierno respecta, queremos seguir trabajando para abandonar la UE, aseveró la gobernante conservadora, pocas horas de que la Cámara de los Comunes rechazó por segunda vez su plan para concretar el Brexit, como se le conoce popularmente al controvertido divorcio entre Londres y la UE.

Según May, esa sería la única forma de honrar el deseo expresado por casi el 52 por ciento de los británicos en el referendo de junio de 2016.

Quizás no tenga mi propia voz, ironizó la mandataria en alusión a la afonía que la afecta desde ayer, pero entiendo la voz del pueblo.

Tras rechazar anoche por abrumadora mayoría el Brexit del Gobierno, el parlamento  decidirá esta noche si el país abandona la alianza europea el 29 de marzo sin ningún tipo de pacto.

Un divorcio sin consenso mutuo, sin embargo, podría tener consecuencias económicas y sociales catastróficas para el Reino Unido, pues entre los males vaticinados por analistas se cuentan un aumento del desempleo, la caída de la libra esterlina y un decrecimiento del Producto Interno Bruto.

Ante tanta incertidumbre, el Gobierno redujo este miércoles a 1,2 por ciento la tasa de crecimiento económico inicialmente prevista para 1,6 por ciento.

El progreso que hemos alcanzado pudiera estar en riesgo si no garantizamos una salida ordenada, advirtió el ministro de Economía, Philip Hammond, a los parlamentarios.

Si como todo parece indicar, los legisladores rechazan también la opción de un Brexit sin acuerdo, entonces tendrán que volver mañana al Palacio de Wesminster para decidir si piden más tiempo a la UE, la cual puede aceptar o no esa petición.

El principal punto de desencuentro entre el parlamento y el Gobierno respecto a la salida del bloque es la cláusula que impide el establecimiento de una frontera física entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.

La UE prometió que esa salvaguarda tendrá un carácter temporal, pero los euroescépticos británicos alegan, sin embargo, que el llamado backstop amenaza la integridad constitucional del Reino Unido, porque el país podría quedar atado indefinidamente a las regulaciones comerciales de la Unión Europea.

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