Ciudad de México, 4 oct (Prensa Latina) Con el Viernes de Karaoke, el pueblo mexicano reafirmó hoy que aunque ahora toca aprender a vivir sin su risa, su amor y su cuerpo, José José nunca montará en la nave del olvido.
La Alameda Central de esta ciudad acogió, desde las 13:00, hora local, a los miles de seguidores de ese mujeriego, borracho, triste, a veces nadie, otras gavilán o paloma, incluso, un simple payaso, que enamoró con su voz a varias generaciones de personas que encontraron en su música la banda sonora de la vida.
A casi una semana de su deceso, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México organizó este encuentro, que permitió cantar y recordar los temas más emblemáticos del Príncipe de la canción, como Almohada, Amar y Querer, He renunciado a ti, Preso, La nave del olvido y Me basta.
Precisamente en este sitio José José comenzó su carrera durante los «Domingos Familiares», por lo cual el homenaje intenta recrear el carácter cíclico de la vida y regresar a donde todo empezó, y agradecerle como una vez lo hiciera él, «por haber amado tanto, por haber vivido dando lo mejor, por mirar siempre adelante por enseñar a creer».
José Rómulo Sosa Ortiz, -su nombre oficial-, falleció el 28 de septiembre pasado a los 71 años, tras varios tratamientos para combatir el cáncer de páncreas, afección que le fue diagnosticada en 2017.
Su carrera comenzó en la adolescencia tocando la guitarra y más adelante se unió a un trío de jazz y bossanova, no obstante su reconocimiento internacional llegó de la mano del tema El triste, compuesto por Roberto Cantoral, e interpretado por el príncipe en el II Festival de la Canción latina en 1970.
A lo largo de su vida artística, de más de cinco décadas, vendió más de 120 millones de discos lo que lo convirtió en uno de los cantantes de la región más exitosos de la historia, fue reconocido con numerosos premios y una quincena de sus discos se posicionaron en el top de mejores álbumes latinos.
Sin dudas, con esta prolífica trayectoria, aún después de muerto a José José le quedan alegrías para dar y mil noches de amor que regalar, pues ya no pide aplausos pero cuando su voz o sus canciones vuelven a escucharse, se respira amor, romance y vida.
Como si de revertir los papeles se tratara, las voces del pueblo mexicano y artistas reconocidos evocaron melodías entre las cuales resonaron frases como «cuanta gente hay … que ironía… yo sin ti» y «que triste luce todo sin ti, los mares de las playas se van, se tiñen los colores de gris, hoy todo es soledad».
Pasarán 20 ó 40 años, pero su música podrá resistir las grietas del tiempo porque la belleza de estas creaciones no cansan, al contrario, seducen, permanecen, trascienden.
Paralelo a este tributo, en la ciudad de Miami familiares y amigos del artista se reunieron para darle el último adiós, antes del traslado del cuerpo a su ciudad nata