Ottawa, 19 ene (Prensa Latina) Diversos expertos de Canadá coinciden en denunciar hoy el incremento de la violencia familiar en el país y basan sus criterios en estudios particulares de esa realidad.
Los investigadores informaron que las tasas de homicidios domésticos en el país no han disminuido en los últimos años, a pesar de los esfuerzos para combatir la violencia de pareja.
Las mujeres constituyeron entre el 76 y el 80 por ciento de las víctimas adultas de los 662 casos registrados durante un período de nueve años entre 2010 y 2019.
Datos aportados por Peter Jaffe, profesor de la Universidad del Oeste y co-líder de la Iniciativa de Prevención de Homicidios Domésticos en el país.
Melpa Kamateros, directora ejecutiva de Shield of Athena, una organización sin fines de lucro para víctimas de violencia familiar, también llamó la atención de los medios para denunciar ese flagelo.
Un informe publicado en otoño pasado revela que en los últimos tres años se mantuvo la tendencia de homicidios domésticos registrados entre 2010 y 2015, cuando el profesor Jaffe inició sus estudios sobre el tema.
«Cada muerte sobre la que lee nuestro equipo de investigación es dolorosa, y es especialmente dolorosa porque cuando se revelan los hechos, los casos parecen muy predecibles en retrospectiva», dijo Jaffe a medios locales.
En aproximadamente el 10 por ciento de los casos, expresó, los niños son asesinados en el contexto de violencia doméstica cuando uno de los padres, a menudo el padre, los mata como un acto de venganza contra una pareja que abandona la relación.
Normalmente hay una tensión creciente, una explosión y un período de enfriamiento o «luna de miel» que lleva a la pareja abusada a creer que la violencia fue un lapso momentáneo, dijo Kamateros vía telefónica a CTV News.
En otras ocasiones, dijo, los signos pueden ser mucho más sutiles como llamar repetidamente a la pareja, aislarlos de los amigos y la comunidad o tratar de controlar cómo se visten.
Jaffe dice que las señales de advertencia pueden incluir un historial previo de violencia doméstica, una separación reciente o inminente, comportamiento de acoso, depresión, abuso de drogas y acceso a armas.
Con demasiada frecuencia, tanto las víctimas como los que las rodean son reacios a hablar, debido al temor o la vergüenza de la víctima, o la falta de voluntad para involucrarse o creer que el abusador es capaz de violencia, coinciden los expertos.
Además de los recursos adicionales para ayudar a las víctimas y una mejor coordinación entre la policía, los jueces y los servicios sociales, Jaffe y Kamateros dijeron debe crecer la conciencia pública sobre el tema, por mucho tiempo visto como un tabú.