Washington, 19 abr (Prensa Latina) Hospitales en Estados Unidos enfrentan hoy una escasez de máquinas, suministros y personal necesarios para realizar diálisis de emergencia a pacientes enfermos de la Covid-19 que desarrollaron insuficiencia renal.
De acuerdo con el diario The New York Times, los doctores del país están luchando para manejar una crisis imprevista, ante un aumento repentino de contagiados a los cuales se les suma ese problema de salud.
Cada vez hay más pruebas de que, además de las complicaciones respiratorias, el coronavirus SARS-Cov-2 está afectando los riñones de algunos pacientes, lo que plantea otra serie de cálculos de vida y muerte para los médicos, que ya estaban lidiando con la falta de respiradores.
Según el Times, todavía no se sabe si los riñones son un objetivo principal del virus, o si son solo uno de los muchos órganos que pueden fallar cuando el SARS-Cov-2 abruma al cuerpo.
Pero los especialistas en riñón estiman que del 20 al 40 por ciento de los pacientes en cuidados intensivos a causa del coronavirus sufrieron insuficiencia renal y necesitaron diálisis de emergencia, indicó al medio Alan Kliger, copresidente de un equipo de respuesta a la Covid-19 en la Sociedad Estadounidense de Nefrología.
A su vez, el nefrólogo David Goldfarb declaró que los especialistas en Nueva York se vuelven locos tratando de asegurarse de que todas las personas con insuficiencia renal reciban tratamiento. «Nunca se ha visto algo así en términos de la cantidad de personas que necesitan terapia de reemplazo renal».
Fuera de Nueva York, la creciente demanda de tratamientos renales se está convirtiendo en una carga importante para los hospitales en puntos críticos emergentes en cuanto a nivel de infectados como Boston, Chicago, Nueva Orleans y Detroit, añadió el medio.
La diálisis sustituye los papeles vitales que juegan los riñones, al limpiar la sangre de toxinas, equilibrar los componentes esenciales, incluidos los electrolitos, mantener la presión arterial bajo control y eliminar el exceso de líquidos.
Además de la poca disponibilidad de máquinas de repuesto, se registraron también escaseces de fluidos y otros materiales necesarios para el régimen de diálisis, mientras que el número de enfermeros disponibles para brindar el tratamiento también ha sido limitado.
Diversos hospitales dijeron que solicitaron al gobierno de Donald Trump que ayude a priorizar los equipos, suministros y personal para las áreas del país que más lo necesitan, y añadieron que los fabricantes no habían respondido completamente ante el incremento de la demanda de recursos.