El llamado sigue a la reciente decisión de la Casa Blanca de incluir en una lista negra a 33 individuos, instituciones y compañías de la nación oriental, bajo el argumento de que participar en supuestos abusos contra las minorías étnicas de la región autónoma uigur de Xinjiang.
Expertos lo consideran como la última maniobra de Washington en su contienda para desacoplar ambas economías, pues días antes afectó las importaciones de chips o semiconductores que hace Huawei desde terceros países al exigir una licencia a los fabricantes.
En opinión de Zhou Shijian, investigador de la Universidad de Tsinghua, ahora es momento para que las firmas nacionales cambien su estrategia de «comprar y poseer tecnologías» y se enfoquen en aumentar las creaciones propias.
De igual manera Mei Xinyu, cercano al Ministerio de Comercio, dijo al diario Global Times que en la próxima década deberán reducir sus expectativas en el mercado de la alianza denominada Cinco Ojos (Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda).
A su juicio, deben abocarse más en otras plazas del mundo y además evitar incidentes como el la jefa financiaría de Huawei, Meng Wanzhou, bajo arresto domiciliario desde diciembre de 2018 en Vancouver a petición de la administración estadounidense.
También sugirió no enrolarse en ataques recíprocos porque China debe mantener su imagen de socio responsable y confiable ahora que Estados Unidos se muestra como una potencia que recurre a la coerción y sanciones.
Las complejas relaciones entre China y Estados Unidos siguen a prueba de bala y ahora con nuevos ingredientes que empujan a una confrontación más letal y cuya principal víctima podría ser la fase inicial del acuerdo destinado a sepultar su guerra comercial.
En los últimos meses las fricciones subieron de tono hasta entrar en un terreno bien peligroso y alejado de la cooperación tan necesaria en momentos donde está en juego la salud de la población y economía del planeta.
El elemento más novedoso en la pugna es la Covid-19, con acusaciones de Washington a Beijing por supuestamente tener responsabilidad en el origen de la enfermedad, ocultar información, sacar provecho comercial de la pandemia y hasta intentar piratear investigaciones sobre potenciales vacunas o terapias.
Esto último incluso dio pie a la presentación de al menos seis demandas judiciales de estados como Missouri contra China, con el propósito de buscar indemnizaciones por daños y perjuicios económicos derivados de la adversidad epidemiológica.