Brasilia, 11 jun (Prensa Latina) El presidente Jair Bolsonaro extendió hoy por otros 30 días el despliegue de las Fuerzas Armadas en la Amazonia brasileña para combatir actividades ilegales como la tala, la minería y los incendios forestales.
Queda autorizado el empleo de las Fuerzas Armadas en garantía de la ley y del orden en acciones subsidiarias en el periodo del 11 de mayo (cuando se produjo el despliegue militar) al 10 de julio, indica el decreto ejecutivo publicado en el Diario Oficial de la Unión, citado por el portal de noticias G1.
De esta forma, las tropas podrán permanecer en la franja de frontera, las tierras indígenas, las unidades federales de conservación ambiental y en otras áreas federales en los estados de la llamada Amazonia legal (Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima, Tocantins y zonas de Maranhão).
Hace un mes, Brasil desplegó efectivos para proteger a la selva tropical después que el Gobierno respondió al aumento de la deforestación con vista a la temporada alta de incendios forestales.
Tales fuegos son frecuentes en la temporada seca y los invasores de tierras los suelen usar como una forma rápida de limpiar el bosque.
Organizaciones ambientalistas y estudiosos responsabilizan a las políticas de Bolsonaro de estimular a taladores ilegales, agricultores y especuladores de terreno para que despejen la selva.
La deforestación de la Amazonia brasileña resultó la más alta en abril en los últimos 10 años, con 529 kilómetros cuadrados de bosque arrasado, según datos publicados por el Sistema de Alerta de Deforestación.
Tal procedimiento, del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon, sin vinculación con el gobierno), reveló que el área de deforestación aumentó en 171 por ciento en comparación con el mismo mes del año pasado.
Un tercio de toda la zona devastada se concentra en el estado de Pará y después se ubican otras divisiones territoriales como Mato Grosso, que representó el 26 por ciento; Rondônia (19), Amazonas (18), Roraima (cuatro) y Acre (uno).
Los datos indican que el 60 por ciento de las talas se dieron en áreas privadas, mientras que un 22 ocurrió en franjas de conservación, un 15 en regiones de asentamiento y un tres en tierras nativas.
El aumento ocurre en medio de la recomendación de las autoridades sanitarias de la distancia social por la pandemia de Covid-19.