El virus del Zika, transmitido por la picadura del mosquito de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus, produce una infección durante la gestación que puede causar microcefalia y otras enfermedades congénitas en los infantes, además de complicaciones como el parto prematuro o el aborto espontáneo.
Durante la conglomeración de personas de todo el planeta por el Mundial de Fútbol de Brasil en 2014, el virus del Zika provocó un problema inesperado en las Américas; desde entonces, y tan solo en Brasil, se reportaron más de 10 mil nacimientos con malformaciones y efectos neurológicos en un período de dos años, provocados porque las madres fueron picadas por los mosquitos transmisores del virus, que atraviesa la placenta.
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de Argentina, desarrolla un potencial tratamiento para paliar las consecuencias del virus del Zika en el feto; “El zika es un virus muy similar al dengue, es de la misma familia, tiene la misma estructura, el mismo ciclo de replicación y se transmite a través del mismo mosquito. Nosotros, por estar trabajando con el dengue desde el 2009 en el laboratorio, teníamos herramientas para trasladar nuestro conocimiento y decidimos volcarnos al zika en 2015”, comentó Cybele García, doctora de la Universidad de Buenos Aires y especializada en enfermedades endémicas.
Las investigaciones se desarrollaron en conjunto con un laboratorio de Estados Unidos, liderado por el inmunólogo argentino Francisco Quintana, especializado en enfermedades neurodegenerativas, como es el zika. El proyecto derivó en un paper publicado por la revista científica británica Nature Neuroscience; en este, los científicos detallan que esperan conseguir el bloqueo de esta proteínas, logrando así evitar defectos en los fetos si es detectado a tiempo.
“Nuestro laboratorio trata de buscar la forma de bloquear la replicación del virus. En este caso, buscamos las proteínas de nuestras células que el virus necesita para poder hacerlo. Encontramos una muy particular que es el receptor de hidrocarburos de arilo, muy relacionada con los efectos que provoca el ambiente sobre nosotros. Cuando estamos expuestos a contaminantes, esta proteína se activa y esto hace que estemos más vulnerables y susceptibles a la infección”, detalló la bióloga.