Washington, 15 sep (Prensa Latina) La importancia del estado norteamericano de Florida para las elecciones del 3 de noviembre próximo, se evidencia hoy, según expertos, en el incremento del gasto en publicidad y la intensa actividad de los candidatos y sus asesores allí.
El aspirante demócrata, Joe Biden, estuvo en suelo floridano este martes, y su compañera de fórmula, Kamala Harris lo hizo la semana pasada, viajes que en parte están respaldados por los más de 100 millones de dólares que donó a la fuerza azul el multimillonario Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York.
Por su parte, el presidente y candidato a la reelección, Donald Trump, está gastando más de 32 millones de dólares en Florida, lo que algunos estiman el comienzo de una cadena de erogaciones.
Los del partido azul han dedicado en total más de 83,5 millones de dólares solo en anuncios televisivos en Florida, mientras el equipo republicano pagó tiempo por valor de 82,3 millones.
De acuerdo con el sitio digital The Hill, todo esto subraya algo muy importante: los comicios presidenciales de este año posiblemente tengan su batalla crucial final en el sureño estado.
En la noche de los comicios presidenciales de noviembre de 2016, las proyecciones iniciales de que el magnate inmobiliario tenía ventaja en Florida, sirvieron como el primer indicador significativo de que la aspirante demócrata en esa contienda, Hillary Clinton, realmente estaba perdiendo.
Por su parte, el sitio RealClearPolitics reporta este martes que como promedio de encuestas, Biden tiene una ventaja en el Estado del Sol de 1,2 puntos porcentuales, por debajo de los seis tantos que disfrutaba en julio sobre su rival y aspirante a la reelección.
Incluso, una pesquisa reciente de la cadena televisiva NBC News reveló que la contienda presidencial en Florida está empatada.
Sin embargo, este estrecho margen no constituye una sorpresa para los observadores políticos del comportamiento de estos parámetros en Florida, quienes siempre se han mostrado escépticos ante la posibilidad de que los candidatos triunfen allí por un margen arrollador, destaca The Hill este martes.
Para algunos, la situación de la Covid-19 en Florida, sería un elemento a juzgar por parte de los votantes, pues en el territorio se han reportado unos 12 mil 790 muertos y más de cuatro millones 975 mil casos, impacto que muchos achacan a la política errónea de la Casa Blanca al respecto.
Ninguna de las tres últimas elecciones presidenciales se decidió en Florida por un margen superior al tres por ciento, y por ejemplo Trump derrotó allí a Hillary Clinton por 1,2 puntos en 2016, una diferencia de apenas 100 mil votos.
En este contexto la situación de Biden con los votantes latinos está preocupando a sus seguidores y algunos expertos consideran que la fuerza azul debe incrementar sus actividades proselitistas.
Algo que pudiera afectar de alguna forma la campaña de Biden en el Estado del Sol es la campaña de mentiras y exageraciones que el equipo de Trump sostiene allí, acusando a eminentes figuras demócratas.
Así los asesores del gobernante se empeñan en encasillar al senador independiente Bernie Sanders por Vermont y la representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y), como figuras de una supuesta izquierda «radical» y socialista, cuando para algunos solo son dos políticos de «tendencia progresista».
Las pesquisas más recientes de la última semana revelaron que Biden está delante en cuanto a intenciones de votos, pero medios locales como El Nuevo Herald aseguran que el exvicepresidente no tiene asegurada la victoria en Florida y necesita más votos hispanos.
Pero una encuesta de NBC, entretanto, mostró que el mandatario supera por cuatro tantos (50-46), resultado que los especialistas ponen en duda y lo califican de muy improbable.
Un promedio de sondeos del diario Tampa Bay Times, reveló que Biden supera por 2,9 tantos a Trump en las últimas semanas.
De cualquier manera, a menos de 50 días de las elecciones generales del 3 de noviembre, pocos especialistas se aventuran a dar un pronóstico de cual será el resultado y algunos incluso prevén algún nivel de caos en la noche de los comicios, a tal punto que los resultados quizás no se conozcan en muchos días o quizás semanas.