México, 1 nov (Prensa Latina) El fantasma de la división se cierne de nuevo sobre el partido Morena fundado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, después de las polémicas elecciones que dieron su dirección al diputado Mario Delgado.
Considerado un hombre muy allegado al mandatario y parte del grupo mayoritario liderado por el senador Ricardo Monreal y el canciller Marcelo Ebrard, Delgado enfrenta la gran tarea de impedir una fractura institucional del partido que le reste poder en la correlación de fuerzas y lleve de facto a perder la mayoría absoluta en el Parlamento.
En los comicios a los cargos de presidente del partido, ganado por Delgado, y de secretario general, donde venció Citlally Hernández, del grupo adversario, hubo descontento porque por vez primera en la historia del país la decisión no se toma en una convención nacional sino mediante encuesta.
La discusión y contradicciones no se generan por el método de decidir mediante consulta propuesto por el propio presidente López Obrador, sino por la forma de esta ya que fue abierta, con poco rigor para identificar los verdaderos derechos de los participantes, cuestionan los perdedores.
Otro tema de controversia es que también por vez primera la decisión quedó en manos del Tribunal Electoral y el Instituto Nacional Electoral, los entes rectores y organizadores de la encuesta.
Y el tercer motivo es que, habiendo sacado una ventaja cercana a 10 milésimas, el candidato del grupo opositor, diputado Porfirio Muñoz Ledo, se proclamó ganador, pero el tribunal rechazó su argumento de que aunque fuera por un solo voto de diferencia vence quien lo obtenga, y convocó a una segunda vuelta.
El razonamiento del tribunal y el instituto fue que no se trató de una elección tradicional donde es así como dijo el veterano diputado, sino una encuesta en la que los votos no tienen esa definición y por tanto existe el empate técnico, como fue declarado para convocar la segunda vuelta.
Muñoz Ledo, de 87 años y gran experiencia en esas lídes, acusó a Delgado de crear así condiciones para arrebatarle el triunfo y mover dinero para salir vencedor. Impugnó el proceso, pero la demanda no caminó en el tribunal, se dio la segunda vuelta y perdió por un margen relativamente alto.
El diputado volvió a reclamar sin éxito, y su reacción fue organizar dentro de Morena una fracción que, en los hechos, es como si fuese un partido dentro del partido, la cual bautizó con el nombre de Modem (Morena Democrática), y cuenta con una membresía de 33 diputados, la Secretaría General con su aliada Citlally, y el Consejo Nacional de Morena en manos de la experimentada dirigente Bertha Luján.
Modem vs. Corrupción es el lema que encabeza el nuevo grupo según explicó el propio Muñoz Ledo en sus redes sociales y en su programa Bitácora Mexicana.
Alejandro Rojas Díaz Durán, uno de los excandidatos a la presidencia de Morena quien finalmente declinó en favor de Delgado, llamó tanto a este como a Muñoz Ledo y los seguidores de ambos, a evitar una fractura interna del partido que solamente beneficiará a la oposición política en su fuerte ofensiva contra el gobierno y la IV Transformación de la vida social del país que lidera López Obrador.
La situación política en México es muy tensa porque se está en período de campaña electoral para los comicios intermedios del 6 de junio de 2021 cuando se renovarán 15 gobernaciones, 30 asambleas, cientos de alcaldías y, sobre todo, los 500 diputados de la Cámara Baja donde Morena tiene una mayoría absoluta muy a ras del límite mínimo de 251 escaños.
De perderla, caerán también todos los mecanismos de liderato de la Cámara, en particular la poderosa y decisiva Junta de Cooperación Política conocida popularmente como Jucopo, que estaba en manos de Delgado.
Lo más delicado de tal situación es que las elecciones del 6 de junio no solamente definirán el control de las mayorías en las estructuras de gobierno, sino los potenciales resultados de las generales de 2024 cuando concluye el mandato de López Obrador, y por tanto el futuro de la IV Transformación y de todo lo que se ha edificado hasta ahora alrededor de esa idea, en especial las estructuras anticorrupción y contra la impunidad oficial.
Allí se sabrá si la IV Transformación es solamente un programa de gobierno para un sexenio o una filosofía política permanente que perdurará en el tiempo y contribuirá a conformar un nuevo México. Esto explica en parte por qué Morena camina por el filo de la navaja.